El Presidente del Ecuador señor Guillermo Lasso, vive un espejismo, frente a nuestra realidad, luego de algunos meses de Gobierno sufrimos la desesperanza de que su Gobierno, marque una nueva era de esperanza para la redención de los sectores populares y concretamente de aquellos conciudadanos que forman los cinturones de miseria, los jubilados, los ancianos, las madres solteras y hasta los estratos de la clase media que van camino a la pobreza. Le recordamos al señor Presidente, que el programa de vacunación, no es una proeza, sino una obligación ineludible de velar por la salud de los ecuatorianos, que dicho sea de paso la misma está en «cuidados intensivos», y no se puede dar abasto ni siquiera a las enfermedades comunes de los ecuatorianos, faltan medicinas, y las casas de salud pública se ven en la imposibilidad de prestar la atención preferente que nos merecemos, por lo que con impotencia y coraje, vemos cada día rendir tributo a la vida a nuestros familiares, amigos y la gente humilde que no tiene para pagar atención especializada privada en hospitales y clínicas particulares cuando la circunstancia apremia. El señor Lasso, en campaña electoral, resumió sus propuestas al pueblo ecuatoriano en tres ejes: social, económico e institucional y sus objetivos generales fueron, establecer una plena democracia, promover una economía de ciudadanos libres y prósperos, empoderar a los ciudadanos para que elijan con libertad los medios para alcanzar su realización personal y mencionó para ello creará un millón de puestos de trabajo, implementará la telemedicina y la eliminación progresiva de impuestos a los que calificó como regresivos. Nos ofreció salud gratuita y de calidad, el centro de la oferta fue la modernización de sistema salud, con implementación de herramientas tecnológicas, sobre todo en el área rural, dijo que fomentará la medicina preventiva y ofreció un plan nacional de formación y evaluación para los médicos. Nos dijo, que eliminaría el reparto político de los hospitales públicos y del IESS. Que pondría en marcha un plan de “reformas estructurales”, “de fondo”, “reformas normativas”. Nos habló de la doble deducción del Impuesto a la Renta y ofreció una regla técnica para el cálculo anual del salario básico y acceso más rápido al seguro de desempleo. Ofreció, la flexibilización de las modalidades de contratación, fortalecer la supervisión y modernizar la regulación del sistema financiero. Nos habló de una minería legal y sustentable dijo que eliminará por completo la tabla y prohibirá todas las sustancias que afectan a los niños y jóvenes. Ofreció retomar y fortalecer, al menos, 900 escuelas rurales en el país. Más hasta la fecha no se ha cumplido ni siquiera un quince por ciento de lo ofrecido. No se eliminó la Senescyt y nuestros jóvenes tiene las mismas dificultades para acceder a la carrera superior de su preferencia, no hay una reforma para la independencia de poderes, la justicia sigue siendo altamente cuestionada, el desempleo sigue en aumento, el costo de la vida es inalcanzable, los jubilados y ancianos ven como sus últimos días se consumen entre sobrevivir y pervivir. «Mucho ruido y pocas nueces», seguimos con el correismo intocable en todas las esferas del Gobierno, y para el Presidente no hay mejor servidor público que los anteriores Correistas que son irremplazables, a quienes se porfía en mantenerlos. El Gobierno marcha a la deriva, con una corrupción que extiende sus tentáculos a la esfera del Gobierno, los jubilados se mueren de hambre con pensiones miserables y que no ha merecido ni un dólar de alza hasta ahora, por lo que no pueden vivir y morir dignamente. Los afiliados al Seguro Social, se debaten entre la falta de atención para sus males y la escases de medicinas. Mire Señor Presidente, la realidad del País y cumpla su plan de trabajo por el que votamos la mayoría de ecuatorianos. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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