Este es uno de los más altos valores en esta época. La sociedad necesita paz para que los ciudadanos podamos vivir tranquilamente, en un ambiente adecuado para los ciudadanos y sus familias. Todos los que se dicen “políticos”, especialmente cuando están de candidatos para cualquier cosa, así sea para el “concejo” del más insignificante cantón, perdido en medio de los bosques y montañas, o la más mínima “junta parroquial”, hablan de “paz social” y así como ofrecen construir una acequia para que llegue agua al sembradío también lo hacen con eso de “paz social”.
Pero la verdad es que a cada quien lo que realmente le importa es que su propio espacio, sea un partido político o un insignificante movimiento, de esos que hay por centenares en este desventurado país; lo que quieren es que llegue a alcanzar algún poder, por más limitado que sea, pero que le otorgue algún grado de superioridad sobre “su gente” y, sobre todo, posibilidades de hacer negociadospara salir con plata de ese cargo inmerecidamente conseguido.
Obviamente que todo esto, multiplicado por mil, o por miles, corresponde a los más grandes espacios de poder, Presidencia, Alcaldías y Prefecturas, Asamblea Nacional, etc. No importa si en esta turbia empresa tienen que claudicar de sus principios o negar sus convicciones. No interesa estar en contra de los líderes y movimientos por los cuales lucharon denodadamente hasta hace poco. Como excusa dirán, orondos y con voz de bajo, que luchan por la paz social y el progreso del país o de sus comunidades.
En este país creo que los únicos que viven en paz son los que no se interesan por conocer lo que pasa fuera de su hogar; no televisión, ni periódicos ni radios que relaten las barbaridades de los políticos y gobernantes. No solo el accionar de la delincuencia, con sus decenas de crímenes diarios, secuestros, robos, etc. sino, sobre todo, la gestión de nuestros políticos, nos llena de intranquilidad y vergüenza, nos quita la paz.
Como se puede tener paz si hay una Asamblea Nacional que es completamente ineficiente y corrupta, con unos asambleístas que escandalizan al país y no son capaces de aprobar leyes según es su obligación principal. (O)