Hemos sido testigos de la decadencia y la fragmentación de los partidos políticos en el Ecuador. Si mira los noticieros se dará cuenta de los rollos internos de la Izquierda Democrática o de Pachakutik. Y ni hablar de las desafiliaciones, que están al orden del día. Definitivamente, las organizaciones políticas han perdido el horizonte.
El calendario electoral ha empezado a correr. ¿Pero cómo participar en esta contienda en medio de una población polarizada? Pues con la marca personal. Este concepto hace referencia a la percepción que tienen las personas de un determinado candidato.
Es que cada persona tiene su huella que lo hace único. Si las virtudes o habilidades de un político pueden favorecer a una población, los resultados de la campaña serán positivos. La marca personal es una herramienta poderosa que hoy en día es aprovechada en la política. Eso sí, si trata de crear un personaje que no es, aténgase a las consecuencias.
Si un candidato no aporta, no importa. Es decir, si participa en las elecciones con discursos vacíos y promesas banales mírese como un perdedor. Tendrán ventajas quienes cuenten una narrativa que propongan soluciones coherentes y aplicables. Así que buena suerte en su campaña. (O)