La pandemia de covid-19 llegó a Honduras y a todos los países pobres «para quedarse», dijo este miércoles a Efe en Tegucigalpa el infectólogo y epidemiólogo hondureño Tito Alvarado.
«Como en todos los países del tercer mundo, a Honduras esta pandemia vino y vino para quedarse», subrayó el profesional, quien señaló que los casos de covid-19 en su país «están repuntando» después del largo descanso de la Semana Santa, «aunque nunca como cuando se inició» porque tienen «un nivel de inmunidad más o menos aceptable».
Lamentablemente, según Alvarado, en Honduras, país con 9,5 millones de habitantes, «hay más de un millón de personas que rechazan las vacunas.
«Esos son los que perpetúan la infección en nuestro medio, porque si hay personas que son susceptibles, esos mantienen el virus a expensas de que las personas que están recibiendo vacunas se infecten y, eso, es un problema», recalcó.
SALUD PÚBLICA BUSCA A LOS QUE NO SE HAN VACUNADO
Añadió que la estrategia sanitaria del nuevo Gobierno de Honduras, que asumió el 27 de enero, buscando a las personas para que se vacunen, están dando buenos resultados, pero hace falta mucho por hacer en lo que respecta a la inmunización de toda la población.
En efecto, las nuevas autoridades sanitarias han instalado en las principales ciudades puestos de vacunación en sitios estratégicos como centros comerciales, universidades e iglesias, entre otros.
Esta semana la jornada de vacunación está dirigida con prioridad a las personas mayores de 60 años, para que se apliquen la «segunda dosis de refuerzo», que equivale a la cuarta vacuna.
Alvarado señaló que la cuarta vacuna para los mayores de 60 años es importante porque ya se sabe que el nivel de anticuerpos de la enfermedad disminuye después de cuatro meses y la persona queda susceptible a ser infectada nuevamente.
Además, recordó que la vacuna lo que hace es evitar que la persona sufra la enfermedad severa y, que si eso ocurre, no tendrá necesidad de hospitalizarse.
«Creemos que la infección quedará por varios años y será como parte de los virus respiratorios que hay ahora en el mundo. Vamos a tener que estar vacunándonos por lo menos una o dos veces al año», agregó el epidemiólogo hondureño.
Los hondureños, enfatizó Alvarado, deberán acostumbrarse a seguir con las medidas de bioseguridad, hacer uso de las mascarillas, guardar las medidas de distanciamiento y vacunarse.
Sobre la población reacia que no quiere vacunarse, dijo que eso es algo que se ha visto en algunos países de Europa y Estados Unidos, y que algunas personas lo hacen por razones de idiosincrasia o religiosas.
10.892 MUERTOS EN 25 MESES DE PANDEMIA
En el caso de Honduras, Alvarado cree que muchas personas, principalmente las que viven en zonas remotas, no se han vacunado porque no han tenido acceso a los biológicos, ni a centros de salud, y al haber permanecido durante muchos meses entre la inmovilidad y su pobreza, la pandemia ha hecho mella en muchos hondureños.
La situación difiere en los centros urbanos, donde algunas personas aducen que no se inmunizan «por lo que dicen otras personas en países del primer mundo», y que las vacunas producen otros males, acotó Alvarado.
El médico dijo además que gracias a la vacunación, en los últimos meses han disminuido los casos de muerte y contagios a causa de la covid-19, que se comenzó a expandir en marzo de 2020.
La jornada de vacunación contra la mortal enfermedad en Honduras se inició en febrero de 2021.
Desde entonces, hasta el pasado día 20, las autoridades sanitarias habían registrado 10.892 muertos y 422.275 contagios.
Además, han sido aplicadas 12.814.130 vacunas, de las que 5.846.947 corresponden a la primera dosis, 4.835.730 a la segunda y 2.131.453 a la tercera y cuarta. EFE