Algunos economistas proponen que un buen sistema financiero es aquel que capta abundantes ahorros nacionales e internacionales y para ello hay que liberalizarlo. Hacerlo, parecería desconocer que las operaciones bancarias son variadas y complejas. Una definición operativa simple diría que: un banco es una institución cuyas operaciones corrientes consisten en otorgar préstamos y recibir depósitos del público; y esto último justifica la necesidad de la regulación, sobre todo cuando deciden que un intermediario financiero (IFI) que se especializa en las actividades de compra y venta (al mismo tiempo) de derechos financieros, debe someterse a las normas prudenciales vigentes para los bancos.
Esta definición legal tiene el mérito de insistir en las actividades centrales de los bancos: depósitos y préstamos. La palabra corriente es importante porque la mayoría de las empresas, industriales o comerciales, ocasionalmente también prestan dinero a sus clientes o piden prestado dinero de sus proveedores, aunque sea recurrente, esta actividad crediticia, denominada crédito comercial, es solo complementaria a la actividad central de estas empresas, a diferencia de los bancos que constituye su esencia.
Los bancos financian una fracción significativa de sus préstamos a través de los depósitos del público. Esta es la principal explicación de la fragilidad del sector bancario y la justificación de la regulación bancaria. Algunos economistas predicen que los bancos comerciales algún día desaparecerán a favor de dos tipos de instituciones especializadas: por un lado, los bancos estrechos que invierten los depósitos del público en valores negociables; y por el otro, las entidades de crédito que financian préstamos mediante la emisión de deuda o acciones.
Finalmente, el término público enfatiza que los bancos brindan servicios únicos (liquidez y medios de pago) al público en general. Sin embargo, el público no está, a diferencia de los inversionistas profesionales, armado para evaluar la seguridad y la solidez de las IFIs (es decir para evaluar si sus intereses individuales están bien protegidos por los bancos) por lo que el riesgo de la liberalización podría traer excesos. (O)