Me levanto a las 4:30 de la mañana, dejo todo listo en la casa, hasta la comida, salgo con los guaguas a las 6:15, llego al trabajo a las 7:30 y regreso noche.
Mi marido sale a la pesca a las 5:00, yo a las 4:00 ya estoy haciéndole el desayuno y algo de comer a que lleve. Luego salgo a recoger conchas hasta medio día, ahí empiezo a hacer las cosas de la casa.
Me levanto a las 6:00 y me duermo a las 24:00. Llegar al trabajo toma una hora, luego voy a clases, noche hago deberes, o me igualó del trabajo pendiente. No tengo tiempo para novios.
En Ecuador las mujeres trabajan de 16 a 24 horas más a la semana que los hombres, corresponde al trabajo doméstico, que poco o nada se comparte con los hombres en el hogar.
Hemos romantizado el trabajo doméstico, lo vemos como aquel que hacen las mujeres por amor a su familia, cuando en realidad es una forma de explotación laboral que el sistema patriarcal sostiene por comodidad.
No podemos conmemorar otro 1 de Mayo sin reconocer que el trabajo de casa, el doméstico, el de las mujeres, también es trabajo. (O)
mi.cordero@sendas.org.ec