Tutupali Grande, de la parroquia Tarqui, detuvo por algunas horas el tránsito vehicular ante la adrenalina y velocidad que imprimieron alrededor de 55 deportistas extremos durante el Campeonato Nacional de Downhill en las modalidades skateboarding (patineta) y roller inline (patín en línea).
El viento soplaba fuerte en el lugar de la concentración, no para los deportistas de Santa Elena, Guayas, Manabí, Pichincha, Bolívar, Chimborazo y Azuay que calentaban las articulaciones y afinaban detalles técnicos antes de descender por una ruta asfaltada de 2.1 km, con tres curvas pronunciadas y una dificultad que permitía una velocidad promedio de 80 a 90 km/h.
Algunos visitantes hacían circular un “canelazo” para amortiguar el frío a pesar que el sol mostraba su mejor rostro. Algunos competidores aprovecharon el clima para extender sobre el suelo sus trajes de cuero que fueron acariciados por el agua durante los días de entrenamientos.
Christian Andrade, médico de profesión y miembro de Green Banana Longboard, cuenta que el descenso sobre una patineta y patín es un deporte nuevo que podría integrarse al programa olímpico, siguiendo los pasos del park skateboarding que hizo su debut en los Juegos Olímpicos de Tokio.
En el dowhnhill la velocidad, equilibrio, buena preparación física y experiencia en deportes extremos, son claves para alcanzar el éxito. Sin embargo, debe complementarse con una buena implementación que no está al alcance de todo bolsillo.
Implementación
Andrade indica que los deportistas novatos no tienen que hacer tanto gasto. Les bastará una tabla básica que puede costar entre 100 y 125 dólares. Conforme van evolucionando y llegan a la élite, ya les toca invertir en una tabla apropiada para downhill que promedia los 200 dólares.
“Es una tabla mucho más rígida, con una aerodinámica, una concavidad para que el competidor asiente y pueda agarrar gran velocidad”.
Los rubros más costosos, según Andrade, son los truks (ejes) de precisión (500 dólares) y las ruedas (120 dólares), que deben ser un poco más grandes de las normales para poder derrapar antes de entrar a una curva. Debido al desgaste se deben cambiar con frecuencia.
“Si uno se lanza en una tabla normal, temblaría y se cansaría. No pasa eso en una longboard (tabla larga), que es mucho más cara y necesita precisión. Se trata de tener estabilidad para ir al 100 %”. El récord mundial de velocidad al descender sobre una patineta es de 140 km/h.
El guayaquileño Gustavo Campi, de 22 años, lidera el ranking nacional y es uno de los posibles representantes del Ecuador en los World Skate Games, que albergará Argentina, entre el 25 de octubre y el 13 de noviembre. Recuerda que en Chone hay una pista que es “bien demente” porque se puede alcanzar una velocidad de 150 km/h.
Por eso es obligatorio llevar casco, guantes, rodilleras, coderas y sobre todo el traje de cuero, que puede llegar a costar 600 dólares, para protegerse de los raspones que provocan las caídas. “Yo estoy todo marcado. Incluso una vez me fracturé el tobillo. Allí casi dejo de entrenar”.
Poco apoyo y respeto
Campi estudia Diseño Gráfico. Con los conocimientos que va adquiriendo realiza algunos “cachuelos” que le permita sortear algunos gastos ante la falta de apoyo económico incluso de los mismos organismos deportivos.
Andrade afirma que “hemos recibido apoyo, pero no la seriedad del caso. Como es un deporte nuevo, muy llamativo, pero al no tener el alcance de otros, nos han dado la espalda”.
Pero más allá del problema económico, ellos quieren difundir el deporte para acabar con un problema social. “Queremos demostrar a la comunidad que somos una organización formada y cuando nos vean en la calle no nos traten mal, no nos intenten atropellar. Nosotros utilizamos una vía porque no tenemos espacios para hacer esto”.
Para el Campeonato Nacional tuvieron el respaldo del Municipio de Cuenca, del GAD de Tarqui, de la Comuna de Tutupali Grande, de la Corporación Juventud Activa y del Club Green Banana Longboard. (BST)-(D)