El país a la deriva

Luis Muñoz Muñoz

Luis Muñoz

Desde el 2015 a esta fecha, la endeble democracia de Ecuador se ha visto constantemente amenazada, con peligro de golpes de estado, en la actualidad al haberse incrementado la crisis social, política, económica y la pugna de poderes entre legislativo y el Ejecutivo, de no paliarse a tiempo estos inconvenientes desembocarían en el derrocamiento del Presidente Guillermo Lasso Mendoza. Recordemos que en la época de ex presidente Correa, confluyeron una serie de problemas que generaron incertidumbre política en torno al futuro de la Patria. La insatisfacción ciudadana se hizo sentir a través de masivas jornadas de protesta en contra de múltiples reformas legislativas del oficialismo. El gobierno respondió con llamados a la confrontación y a la defensa de la «Revolución Ciudadana», con la intervención policial, que en repetidas veces terminó en detenciones arbitrarias, polarizándose las fuerzas políticas en dos bandos irreconciliables, que tanto daño, hicieron a la democracia. Correa intensificó los ataques a la libertad de expresión. Y el oficialismo en la Asamblea Nacional aprobó enmiendas constitucionales que preocupan por su potencial para la restricción de derechos fundamentales y universales de los ciudadanos. La crisis económica forzó al gobierno a recortar la inversión pública y a recurrir a más endeudamiento, generándose dudas sobre la capacidad del gobierno de cumplir con sus obligaciones fiscales. Además, hoy en día la difícil situación económica en la que se debate Ecuador, ha puesto en evidencia las contradicciones del modelo económico que mantienen en forma superlativa la pobreza y la desigualdad, hay que agregar a aquello la carga tributaria impuesta que ha acentuado  la miseria y ha golpeado en forma dura y cruel a los grupos vulnerables de jubilados, ancianos, clases media y baja  al igual que a los pequeños comerciantes, artesanos y trabajadores, quizá el factor más influyente para la crisis económica, ha sido sin duda el alza de los combustibles, que vino a encarecer el costo de la vida y de los productos básicos para el diario vivir, sin que nadie controle  este abuso a la economía popular, los intendentes de policía y comisarios nacionales solo son buenos  para realizar el papel de lambones de sus jefes  sin darse por entendido de la verdadera labor que  deben desarrollar para frenar la especulación. El declive de la Popularidad del Presidente Lasso y su actitud dubitativa para tomar decisiones, está pasando factura al mandatario que se muestra complaciente con el Correísmo, dejando intacto el sistema estructural impuesto por su antecesor, lo cual lo está llevando a cavar su propia tumba. Los connacionales que eligieron al Señor Lasso, hoy se siente decepcionados, traicionados y hasta fracasados porque los ofrecimientos de campaña no se cumplen excepto la vacunación contra la pandemia de la que tanto se vanagloria el gobernante, a sabiendas que es su obligación velar por la salud de los conciudadanos, que rinden tributo a la vida porque en la salud publica esta en soletas. (O)