En épocas de conmemoración del aniversario del trascendental mayo francés de 68, traigo consigo el recuerdo del activista franco-germano Daniel Cohn Bendit, o “Dani el rojo “como lo llamaban por su color de cabello, que por ese tiempo de luchas sociales fue el joven y enérgico líder del levantamiento estudiantil que reclamaba derechos y libertades, mayor participación política y civil de estudiantes y de mujeres en la sociedad. La buena impresión por los logros de su insurrecta lucha antiautoritaria, ahora me hacen tener sentimientos encontrados luego de leer su ensayo “Forget 1968” y me encuentro con declaraciones que casi contradicen y desmerecen su lucha de 54 años atrás.
Bendit, llamado ahora Dany el verde por su labor ecologista, pronuncia: la sublevación de 68 tal vez sirvió para ganar batallas civiles, pero fracasó en el campo político. Sentencia luego: “la rebelión del 68 y las venideras, incluso las actuales buscan la liberación y apropiación de sus vidas no del poder político».
¿Acaso tiene razón? ¿Acaso las luchas y protestas sociales por estos días tienen solo una meta personal? ¿Y el espíritu de cambio colectivo? ¿En verdad el poder político sigue siendo tan “tirano» como en aquellos días? (O)