La Unión Europea y Estados Unidos van a profundizar en su colaboración para mitigar los efectos negativos que tiene la invasión rusa de Ucrania para la economía global, sobre todo perturbando la cadena de aprovisionamiento, y aprovecharán esa asociación para ayudar a Ucrania.
Estas son las principales conclusiones del Consejo de Comercio y Tecnologías celebrado este lunes en Saclay, al sur de París, en el que los dos bloques también anunciaron su voluntad de reforzar los controles mutuos en las exportaciones propias y de terceros, para asegurar un cumplimiento efectivo de las sanciones económicas que han impuesto a Moscú.
En su declaración común ponen el acento en que esos controles ya están siendo útiles para supervisar que se priva de acceso a Rusia a tecnologías punteras, de forma que se impida que pueda desarrollarlas para su industria y para sus capacidades militares.
Más allá de reiterar su defensa de la soberanía y de la integridad territorial de Ucrania, la UE y EEUU insisten en su trabajo en cooperación para asistir a la economía ucraniana primero ante el desafío de la guerra y luego para su reconstrucción.
Uno de los aspectos más concretos de esa acción común contra los efectos nefastos de la guerra en Ucrania es un grupo de trabajo dedicado a impedir que la interrupción de los suministros de alimentos desde Rusia y, sobre todo, desde Ucrania, degenere en una crisis alimentaria en algunas partes del mundo particularmente dependientes de esos países en productos de primera necesidad.
Las dos partes aseguran que seguirán oponiéndose a los actores que ponen en peligro el orden de las reglas multilaterales y otros principios de la normativa internacional, un mensaje dirigido en primer lugar a Rusia, pero no solo.
De hecho, los representantes estadounidenses en Saclay, empezando por la representante comercial, Katherine Tai, se refirieron de forma repetida a las políticas de «competencia desleal» de China y al papel desmesurado que tiene allí el Estado en la economía, que pone en peligro a muchos sectores económicos porque se aprovecha de la apertura de los mercados internacionales.
Los vicepresidentes de la Comisión Europea presentes en la sesión final, Valdis Dombrovskis y Margrethe Vestager, así como el responsable del Mercado Interior, Thierry Breton, eludieron voluntariamente esa cuestión.
Para Bruselas, el Consejo de Comercio y Tecnologías, un foro creado en junio de 2021 para evitar nuevos contenciosos transatlánticos tras los desencuentros durante la presidencia de Donald Trump, no tiene vocación a convertirse en un frente occidental contra China, aunque sus diferencias en muchos aspectos de política comercial con Pekín son también evidentes.
Dombrovskis ha afirmado, en una sesión pública del encuentro, que los meses recientes han confirmado el papel «fundamental» de la relación entre la UE y Estados Unidos para el comercio y para la seguridad.
También subrayó que la prosperidad económica de unos y otros se ha basado en la apertura comercial y que no piensan retirarse de la globalización, sino que por el contrario la intención mutua es proteger sus intereses de forma que no ponga en riesgo la economía mundial. EFE