Estamos a pocos días del Informe a la Nación. El momento, más allá del hecho simbólico sobre la fecha cívica y el aniversario de gestión gubernamental, constituye una oportunidad para el ejercicio de transparencia y de planteamiento de agenda con la finalidad de avanzar en el proyecto político ofrecido. Sin embargo, para poder conquistar la atención y asegurar el seguimiento se requiere credibilidad, cualidad que sigue perdiendo el actual mandatario y que podría reducir a expresiones vacías las ideas que serán pronunciadas el próximo 24 de Mayo.
Pese a las pugnas y conflictos en la Asamblea, escucharemos de labios del Presidente su Informe a la Nación. La fecha de la celebración del Bicentenario pone el contexto introductorio, para luego intentar conquistar la atención sobre los logros alcanzados y los proyectos por iniciar. Seguro hablará de la vacunación como fundamento del progreso, del destacado mejoramiento en las cifras macroeconómicas: reducción de riesgo país, reducción del déficit fiscal, mejores indicadores de inversión extranjera, crecimiento del PIB, etc.; sin profundizar en la dolorosa situación carcelaria, el crecimiento de la violencia e inseguridad, la falta de medicinas, pasaportes, las condiciones deplorables en vialidad, el costo de los combustibles, la seudo venta del avión.
El desafío de informar sobre la gestión exige encontrar el lenguaje y las formas adecuadas para ejercer con honestidad y transparencia la rendición de cuentas que merecen los ciudadanos y ciudadanas, y evitar la tentación de contratar redactores de ciencia ficción para narrar las maravillas de un país inexistente para quienes a diario se debaten entre la necesidad de proteger a sus familias con alimentos, salud y educación. (O)