El pintor Ariel Dawi regresa con sus paisajes, historias y fragmentaciones al Museo de Arte Moderno

Hablar de Ariel Dawi es referirse a un pintor argentino que llegó a Cuenca hace más de tres décadas, y, desde entonces, no se ha ido. No solo hizo de la ciudad su casa, sino la provincia y algunos rincones del país.

Basta con adentrarse a su obra pictórica para que el público se dé cuenta de que, sus pinturas, además de tener una relación con algunos eventos y paisajes del cono sur, tiene una conexión con Cuenca, Azuay y Ecuador.

Dicha conexión, con el paso del tiempo no se ha perdido, sino más bien se ha afianzado para dar cuenta de lo a veces abstracto, de lo a veces colorido, de lo a veces gris que puede llegar a ser Cuenca.

Para ello, caminando o en su bicicleta, Dawi ha recorrido la ciudad, y la ha mirado y fotografiado con el afán de captar los detalles que a veces a los propios pobladores se les escapa por el trajín del día a día.

Y entonces, en su galería y taller ya conocidos, empieza a plasmar a Cuenca. Gracias a ese trabajo es que sus obras se pueden contar por decenas hasta hoy, en el que ha decidido volver al ruedo de las exposiciones.

Hace un mes, una vez que el Museo de Arte Moderno quedó libre, Ariel regresó con una serie de trabajos que fueron pintados en el último lustro, y, sobre todo en medio de la pandemia, para exponerlos en lo que él denomina “una de las siete maravillas de Cuenca”.

Para eso, Dawi agrupó por secciones a sus trabajos y las distribuyó por las distintas salas del Museo de Arte Moderno, y fue así como surgió “Historia, paisajes y fragmentaciones”, una muestra que permite adentrase al proceso que ha seguido el artista argentino para pintar.

Trabajos en tela, trabajos en azulejos; obras grandes, con mucho cielo; obras chicas, con escenas muy puntuales; ambientes de la urbe cuencana, ambientes del ruralismo del Azuay; e historias inspiradas en canciones y en eventos: son algunos de los cuadros que público puede ya observar.

Gran parte de esos trabajos fueron creados en el primer año de la pandemia, en el que se impusieron las limitaciones de encuentros sociales. Si bien Ariel perdió el contacto físico, en cambio ganó tiempo que fue aprovechado para pintar y pintar.

“Me pasó que en los primeros meses no podía pintar. Estaba con una energía bloqueada. Era otra persona, pero ahora ya se entiende porque capaz y tenemos que convivir con la pandemia”, dijo Ariel.

Cuando entendió, entonces el pintor argentino realizó una serie de obras, entre estas, las que forman parte de las “fragmentaciones” de la exposición.

En ellas se pueden observar grandes pinturas, cuyo contenido está dividido en “sub-pinturas”, como si se tratasen de la pantalla de Zoom, la aplicación que permitió conectar a millones de personas en la emergencia sanitaria.

Según Ariel, sus fragmentaciones han recibido especial atención de los jóvenes, quizá por su relación tan cercana con la virtualidad.

“Las incertidumbres y la angustia del encierro permiten el brote de obras fragmentadas, constructivistas de imágenes y formas que dialogan evocando los nuevos medios de comunicarse, de encontrarse en la virtualidad”, escribió Jonathan Koupermann, quien es una suerte de curador de las pinturas que se exponen. 

Presentación de catálogo

Si bien la muestra está desde los primeros días de abril en el Museo de Arte Moderno, este 27 de mayo se presentarán las obras formalmente. Para ello habrá un evento especial que iniciará a las 19:00.

En eso también se compartirá el catálogo de Historia, paisajes y fragmentaciones para que el público se acerque todavía más a los trabajos del pintor argentino, que rinde, una vez más, un homenaje a Cuenca. (I) 

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