Cuenca es catalogada como una ciudad cara, sea para compra o alquilar inmuebles como para vivir. Este tema fue analizado por el sector inmobiliario y de la construcción.
Hay un antes y después tras la pandemia de la Covid-19, y luego de dos años, en Ecuador y específicamente Cuenca, se destacan algunos puntos.
Henry Astudillo, vicepresidente de la Cámara de la Construcción de Cuenca, indicó que existen dos aspectos: construcción y precio de terrenos.
La tendencia de los precios de la materia prima continúa en alza. Está relacionado con el incremento del precio del petróleo y el conflicto entre Rusia y Ucrania, que se refleja en el precio de algunos productos.
Son factores exógenos, que incrementan los valores de la materia prima, y Ecuador se ve afectado porque no es productor de estos materiales, señaló Astudillo.
Por ejemplo, el hormigón es uno de los materiales con incremento desde inicios de año, con un 6 % al 8 %, al que se suman otros materiales como aluminio o acero.
Por otro lado, Astudillo se refirió a las cifras históricas en Ecuador por las remesas de migrantes. Hay incremento de los envíos entre un 30 % y el dinero,por lo general, es invertido en la compra de un inmueble o un terreno.
Especulación
Henry Astudillo dijo que hay sectores en los que se pueden construir edificios, lo que puede generar especulación.
Se aprovecha de la infraestructura existente, donde no se necesita inversión municipal al contar con los servicios básicos.
Se refirió a la expansión de la ciudad a las esferas y sostuvo que esta situación afecta a las zonas agrícolas, poblando las quebradas y con construcciones que en algunos casos son informales.
Una de las políticas que se debe implementar es atraer la construcción hacia el centro de la ciudad, señaló.
Además, expanderse también significa inversión municipal para habilitar el servicio de agua potable, alcantarillado, transporte, alumbrado público.
Inmobiliario
Adrián Rodríguez, presidente de la Cámara Inmobiliaria Ecuatoriana, expuso que la falta de conocimiento en los precios de la venta de terrenos y arriendos ha distorsionado la imagen del mercado local.
Gran parte de las personas no están capacitadas en Bienes Raíces. Se han aventurado en arrendar un inmueble en 800 o 900 dólares: un precio insostenible. De ahí surge la tasa de desocupación, que se ha incrementado con la crisis económica por la pandemia.
Son varios los factores a ser considerados por los arrendatarios en cuanto al valor, entre ellos el estado de conservación, ubicación, costo del inmueble o la tasa de índice que retorno con relación a la inversión.
Rodríguez indicó que las personas toman como referencia el inmueble -terreno, vivienda o departamento- ubicado en la misma cuadra y se cree que un valor similar al aledaño, ignorando que todos son diferentes.
Por ejemplo, un predio esquinero con 20 metros de frente hacia una vía no tendrá el mismo costo que el aledaño de 7 metros. En el esquinero se valora la exposición, el frente, uso comercial y la altura para la construcción.
Venta
Desde el sector inmobiliario se hizo un llamado a tener precaución con las ventas por redes sociales. Pueden utilizarse perfiles falsos, que no están debidamente identificados o no son confiables.
Igualmente, se publican los inmuebles a valores variados, sin previo análisis y se genera una distorsión en los precios. “En los portales donde no se discrimina al anunciante se obtiene un promedio global de la oferta comercial y se toma como una referencia”, sostuvo.
Ante esta situación, están trabajando en la construcción de una base de datos oficial que genere información sobre las ventas reales basadas en parámetros.
Arriendos
Durante la pandemia, los arriendos de locales comerciales se redujeron a una tasa de desocupación del 50 %, manifestó Adrián Rodríguez.
Algunos espacios continúan desocupados; no se han arrendado en estos dos últimos años.
Este problema se evidencia en el sector comercial. Algunos negocios se acoplaron al teletrabajo y no requieren de una oficia. En otros casos, se redujo el número de colaboradores y cambiaron el arriendo a un local más pequeño. Si antes trabajaban en un local de 200 metros cuadrados, actualmente se acoplaron a un espacio de 80 metros cuadrados, en muchos casos por recorte de presupuesto.
Rodríguez sugirió hacer una revisión de los precios de arriendo de algunos locales comerciales que podrían tener un sobrevalor.
Tras los dos años de pandemia, el sector residencial se ha recuperado porque arrendar un departamento o una casa están entre las necesidades que no se pueden suprimir.