Sociedades permeables

Viviana Bernal Estrada

Y es que no deja de sorprendernos como la gente cambia de opinión de un momento a otro, cambia su forma de comportamiento y en el caminar, en la mirada, en la risa, movimiento corporal y demás se percibe un deje distinto, ajeno a lo de antes, como si fueran alguien más.

Somos tan manipulables frente a un discurso emotivo o ante una noticia a medias que lo que ayer fue blanco hoy es negro, lo que fue bueno ahora es malo y así…. Simplemente porque nos permitimos eso, porque la verdadera democracia que debe practicarse en nosotros mismos y desde cada uno de nuestros espacios de “crecimiento” personal no la aplicamos; somos tan permeables que así porque sí validamos lo que nos dicen, lo que escuchamos, lo que miramos o leemos entre líneas, atentando contra la legitimidad a medida que reproducimos una doxa.

Más allá el desinterés existe un visible desgaste por tanta “publicidad falsa” que nos vendieron y pagamos caro, pero claro, una vez que compramos el intangible producto nos dimos cuenta que nos engañaron más allá de que nosotros mismos nos dejásemos engañar ¡Pero ni aun así actuamos! No se trata de ser repelente frente al entorno sino de despertar ¡Ya! de aquel letargo que robustece de apoco a las sociedades permeables.

Hay historias que no solo se escriben en hermosos ejemplares de pasta gruesa, la historia nace de lo intrínseco en cada experiencia de vida y frente a esa historia subjetiva para el otro, la permeabilidad a la que se le abre paso cada día es lejana de muchas realidades. (O)