Como la crónica de una destitución anunciada puede calificarse la resolución de 81 asambleístas, de cesar en sus funciones a la presidenta de la Asamblea Nacional Guadalupe LLori; pus su situación asomaba cada vez más complicada, con cuestionamientos crecientes sobre su forma de conducir la Asamblea y sin apoyo ya de la mayoría de asambleístas; de forma que lo único que le sostenía en la presidencia era el apoyo del Presidente Lasso, del bloque parlamentario de CREO y del sector oficial de PACHAKUTIK.
Es que el apoyo de Lasso resulta explicable, pues hay que recordar que Llori fue elegida para dicho cargo con el apoyo del Presidente Lasso y de su bloque parlamentario, y en el transcurso de su gestión frente a la Asamblea LLori trataría de ser muy funcional a los intereses del Gobierno. Tan funcional que incluso su permanencia en el cargo, y sus peleas con la mayoría legislativa que la ha cuestionado, ayudaría a seguir deteriorando mucho más la desgastada imagen institucional que caracteriza a la Asamblea, lo cual ha tratado de ser usado a su favor por el Ejecutivo.
En este escenario, y en el marco de las contradicciones entre los sectores parlamentarios afines al régimen y los de la oposición a este, la actitud de la Presidenta LLori no ha sido precisamente mesurada y dialogante; sino de carencia de liderazgo y confrontativa; habiendo terminado por bloquear el normal funcionamiento de la Asamblea, con las reiteradas clausuras de sesiones y la falta de convocatorias a sesiones del pleno; y todo esto por su tenaz oposición a que se evalúe el desempeño de su cargo y, eventualmente, a que sea cesada en el mismo.
En esta actitud Llori a interpuesto reiteradas acciones judiciales para aferrarse al cargo, e incluso una denuncia en la Fiscalía contra 93 asambleístas; siendo, con esta lógica, probable que intente nuevamente alguna nueva acción judicial en contra de su destitución, y esto a pesar de que la propia Fiscal, en una comparecencia hace días a la Asamblea, había expresado que “no se debe usar a la Justicia para presiones políticas”.
Toca esperar que, a tono con las declaraciones realizadas por el nuevo Presidente de la Asamblea, este se dedique por fin a cumplir con eficacia sus roles básicos: legislar y fiscalizar. (O)