Sin tenerlo estructurado, el presidente Guillermo Lasso aprovechó la entrevista con la cadena CNN para anunciar su propuesta encaminada a enfrentar al narcotráfico: el Plan Ecuador, algo así como el Plan Colombia.
Lo propondría, dijo, al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, aprovechando su asistencia a la Cumbre de las Américas.
En 1999, los gobiernos de EE.UU. y Colombia firmaron el Plan para la Paz y el Fortalecimiento del Estado, conocido más como Plan Colombia. La finalidad fue combatir el narcotráfico.
Los resultaron fueron cuestionados, incluso desde los derechos humanos; además de los efectos colaterales por las fumigaciones de los sembríos de coca con el peligroso glifosato en la frontera con Ecuador.
El solo anuncio de Lasso desató en el país una serie de reacciones. Estados Unidos –dijo- debe dar un apoyo más contundente a Ecuador para contrarrestar el narcotráfico.
Ecuador, por sí solo, no es capaz de luchar contra ese flagelo cuyas consecuencias nefastas son visibles.
Es entendible su preocupación y decisión, pero el presidente debe explicarle al país pormenores de su propuesta.
¿Será una réplica del Plan Colombia? ¿Cuál es la clase y los términos de un potencial acuerdo o convenio a firmarse con los EE.UU.? ¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno de este país, siempre cauto en tales menesteres, si bien dispuesto a colaborar? ¿Busca, a lo mejor, un acuerdo de gobierno a gobierno?
La Constitución del Ecuador, por ejemplo, prohíbe el establecimiento de bases militares extranjeras en territorio nacional; tampoco ceder las propias a fuerzas armadas o de seguridad de otros países; y, en caso de tratados internacionales, su ratificación o denuncia requiere la aprobación de la Asamblea Nacional, donde el gobierno de Lasso camina huérfano.
Menuda polémica la originada por el presidente; pero merece ser debatida con mente abierta, y para eso se requiere saber los detalles.