La constitución determina claramente que el IESS es una institución autónoma, es decir que debe manejarse por sí misma, sin interferencia de otros organismos como el Gobierno y que sus fondos son propios y diferentes de los del fisco. Por desgracia esto no se ha respetado. Los diversos gobiernos han tomado sus fondos, aprovechando que el Presidente del Instituto es un delegado del Presidente de la República y que se ha designado para posibilitar el asalto a esos fondos.
Durante el correato unos cuantos sujetos creían que era propiedad del gobierno cuando lo es de la ciudadanía y especialmente de los afiliados y jubilados. Es urgente reformar la ley para excluir al gobierno de la dirección del IESS. El Consejo Directivo debe estar formado únicamente por representantes de los trabajadores, jubilados y empleadores.
El artículo 29 de la Ley del IESS que indica que ningún moroso puede ser miembro del Consejo Directivo. Tanto el sector empleador como el Gobierno son los mayores deudores del IESS. Legalmente no podrían tener representantes en ese organismo. “La gobernanza del Consejo Directivo ha sido una de las principales preocupaciones de los asegurados, jubilados y empleadores. Casi siete de cada diez actores encuestados manifestaron que la conformación del Consejo Directivo del IESS no ha sido beneficiosa para el Instituto”
Ahora, por culpa de ese control estatal, no se conoce el monto de la deuda, ni los intereses peor los plazos de pago. Cada nuevo Director ha ofrecido aclarar estos puntos y hacer los estudios actuariales pertinentes, pero ninguno ha cumplido, seguramente para no molestar a los gobiernos de los que depende su cargo. Además de que por razones políticas ni Presidentes del Consejo Directivo ni Directores Generales han sido, como en estos mismos días, conocedores de la Seguridad Social. Ha sido y es, a todo nivel, un botín político.
Es urgente una reforma de la Ley que consagre su real autonomía e independencia total del Gobierno Hay que prohibir la utilización de los recursos del IESS por parte del gobierno, ni en forma de préstamos, ni de inversiones, ni de nada, pues las posibilidades de abuso son muy altas y las de recuperación nulas. (O)