En el contexto de la manifestación social de esta semana, se hizo pública la noticia sobre el cambio de Secretario de Comunicación del gobierno ecuatoriano. Al parecer, una decisión tomada con anticipación pero que escoge el peor momento para difundirse porque expone en la opinión pública una conversación que ha sido transversal al primer año de gestión: El aporte de la comunicación gubernamental. Si el anuncio es leído con tono de alivio para los más cercanos adeptos a la actual administración, permitanme responder que la comunicación, al igual que Salamanca, no ofrece milagros. Es la política la que debe gestionarse primero y con coherencia asegurar su comunicación.
Un ejemplo, lo que sucede en el contexto de las movilizaciones. Que el mandatario invite al diálogo pero sin explicar la metodología; agradezca las mediaciones pero sin aceptar ninguna; hable de encuentros pero deteniendo al principal dirigente de la manifestación, no son problemas exclusivos de la comunicación. Es importante, en momentos de inestabilidad social, entregar la mayor cantidad de certeza posible. Esos datos vienen de la gestión, no de la comunicación.
En donde sí está la comunicación es en el contenido, el canal y el formato para entregar el discurso. Una cadena nacional debe ser utilizada cuando hay datos que orienten la situación de incertidumbre. La que escuchamos el jueves pasado, de parte del Presidente Guillermo Lasso, nos dejó en una situación similar y con la acusación de que “no hay detonantes” para el paro nacional. Por supuesto, los ciudadanos en las redes le detonaron como bombas de racimo las razones para movilizarse. La reacción de la CONAIE, ante las declaraciones del mandatario, fue más explícita en la postura, en las motivaciones de la plataforma de lucha, monstrando un líder acompañado y en actitud oficial, así como una suerte de hoja de ruta.
Si la gestión no responde, la comunicación no hace milagros. El trabajo para quien reemplace a Bonilla en la Secretaría de Comunicación no será fácil y mucho me temo que la mirada exclusiva en las comunicaciones no permitirá resolver lo que natura no da. (O)