Bruselas (EFE).- Plantas trepadoras y macetas en las fachadas es la fórmula que combina el plan «Plantando para mí», un proyecto municipal que busca disminuir la temperatura en verano en las calles de Bruselas, una de las ciudades más verdes de Europa.
«La vegetalización a gran escala permitiría, en días de mucho calor, reducir los valores de estrés térmico por debajo de los umbrales donde comienzan a aparecer los problemas de salud pública», afirma el estudio de Medioambiente Bruselas, que está en la base de este programa.
El informe recomienda la combinación de árboles en las calles, fachadas y techos verdes, ya que pueden reducir localmente la temperatura del aire hasta en 2 °C y crear “ambientes más frescos”.
El documento sostiene que el centro de Bruselas tiene una temperatura 3 °C más alta de media que las zonas rurales, debido a que tiende a captar más flujo de radiación solar debido al uso de materiales oscuros utilizados en carreteras y edificios.
Este proyecto belga, impulsado en 2020, propone mejorar la temperatura de la ciudad, el aire del entorno de los edificios, enriquecer la biodiversidad y que la comunidad genere más vínculos con la naturaleza.
“Ahora Bruselas es una ciudad más verde que hace cuatro años (…) hay más plantas, menos coches y también más lugares para ir en bicicleta”, dijo a Efe Christen Simonsbath, una vecina bruselense.
UNA CALLE MODÉLICA
Ubicada en el centro de la capital belga, la calle d’Ophem es un modelo referente de este proyecto, donde decenas de vecinos se han sumado al programa de generar más espacios verdes en Bruselas.
Stephane Aisinber, propietario de una librería y residente de esta calle, comentó a Efe que su primera motivación para sumarse a esta iniciativa fue esa añoranza de zonas verdes cuando se vive en el centro de la ciudad.
“Pienso que es lindo cuando miras por la ventana ver algunas plantas, creo que mejora nuestra vida y la de los demás”, indicó Aisinber.
Para el librero, el proceso de sembrado es “sencillo”, ya que los vecinos, explicó, deben inscribirse en una página de internet para solicitar la intervención del municipio, que envía primero a unos técnicos y operarios que abren un hueco en la acera, junto a las entradas de los inmuebles, lo preparan y luego son los propietarios quienes plantan arbustos o enredaderas.
Otra posibilidad, entre las que ofrece el proyecto, es «adoptar un árbol» de la calle, cultivar flores y plantas a su alrededor y cuidarlas para crear un «microjardín».
Además, añadió que esta vía es «muy curiosa» porque está considerada un modelo de calle que Bruselas quiere promover: «muchos propietarios están siguiendo el proyecto y ahora también quieren sembrar en sus propiedades», señaló.
UNA ACTIVIDAD PARA SOCIALIZAR
Aisinber añadió que este proyecto de espacios verdes urbanos no solo es algo “estético” o «medioambiental» para el vecindario, sino que es también “algo social”, ya que, según él, “si alguien es feliz de vivir en estas calles, es más abierto a la hora de hablar con sus vecinos”.
Estas actividades comunitarias, agregó el librero, han llevado a crear un pequeño comité dónde cada año realizan diversas actividades como alquilar un elevador para podar las plantas, así como crear nuevas iniciativas.
“El último verano lanzamos un cable entre las calles donde los dueños de dos edificios estaban de acuerdo y, así, tiramos el cable y añadimos algunas plantas; la idea del próximo año es hacer otro al inicio de la vía”, anunció Aisinber.
A la estudiante de psicoterapia Carsin Coline le «encanta» vivir en esta calle, porque a pesar de estar en el centro de Bruselas, es una zona «muy tranquila».
«Veo una gran diferencia de donde vivía antes, ya que mi edificio de antes era muy oscuro», aseguró Coline, quien afirmó que se concentra mejor en sus estudios con todo muy verde a su alrededor. EFE