Cruzada por un fiscalizador

En viendo que el Estado, reducido a la mínima expresión territorial de lo que fue en 1830, precisamente por políticos sin Dios ni Ley, ha caído en un caos sin precedentes y sus organizaciones democráticas y civiles están en un fango séptico, es deber del buen ciudadano convertirse en soldado para evitar que se acabe con la vida de derecho y la paz social.   

La Patria requiere de habitantes que se presten a ser custodios de compatriotas que han tomado en serio sus funciones. Un ejemplo es el Lic. Fernando Villavicencio, periodista investigador que llegó a la Asamblea precisamente por denunciar actos de corrupción y por ello perseguido por los infectos. Con experiencia suficiente, ahora desde la presidencia de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea, sigue sacando de sus cloacas a los grandes pillos y criminales que gobernaron el país y que hoy, con acuerdos implícitos, flojedad e indiferencia de los mandos, continúan de protagonistas y haciendo de las suyas.   

Da miedo ajeno por la suerte del asambleísta Fernando Villavicencio, pues las delaciones documentadas que saca a luz pública son extremadamente suicidas. Desde la presidencia de la Comisión de Fiscalización y el periodismo investigativo ha develado la corrupción de los gánsteres de la economía, las finanzas, la política, la justicia y a hasta de sus compañeros que se treparon por el voto de la masa cretinizada. El último fue del 28 del mes pasado, en el que publicó una foto de grandes ballenas en un lujoso estanque de Miami, en donde se ve sobresalir a Jordán, Norero y Aleaga, quienes disfrutaban a mandíbula batiente.

En el triángulo de la orgía está el exmiembro de los Latin King, uno de los grupos con quienes el presiente Lasso llegó a acuerdos, y que no pudo o no quiso con las organizaciones democráticas y civiles. Ahí está Ronny, el gárrulo del correísmo que contribuyó al derrocamiento de Guadalupe y tomó posición al cañarejo Saquicela, luego de absolverle por las mismas causales que lo destronaron a Llori y salvaron a Jarrín, Recalde y otras criaturas patógenas

Fernando Villavicencio se ha convertido en un verdadero kamikaze (viento divino), pues, al parecer, está sacrificando su vida voluntariamente, no por fanatismo cruel sino por cumplir con su sagrada misión. Hay que exaltar su trabajo, pero retribuirle siendo guardianes de su vida con el fin de que no corra la suerte de Alberto Nisman. (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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