En el Estado de Derecho rige la Ley, todos debemos cumplir sus mandatos.
El Presidente del Ecuador en pleno ejercicio de sus facultades constitucionales decretó el lunes el Estado de Excepción en seis provincias Cotopaxi, Pichincha, Imbabura, Tungurahua, Chimborazo y Pastaza, para lo que dejó sin efecto el decreto emitido el viernes de la semana anterior y establece las medidas tendientes a normalizar el proceso político del Estado frente al levantamiento de la CONAIE de orientación mariateguista y subversiva.
En este contexto de grave conmoción, la Asamblea Nacional dominada por una mayoría opositora al gobierno sigue ahondando la crisis de institucionalidad. Nefasto papel.
Recordemos el octubre negro en el 2019 cuando se desataron los hechos aciagos que asolaron al país. La destrucción de Quito y las acciones terroristas cometidas en varias ciudades y lugares de producción petrolera, son un precedente nefasto cuando se debe fortalecer la unidad nacional para superar la crisis social y con responsabilidad cívica elevar el nivel de la actividad política.
En estos días se reitera la misma técnica de violencia y destrucción, parece que no se entiende o aprende de las experiencias y se insiste en practicar el odio y la división de la comunidad nacional que requiere de diálogo y cooperación para superar las diferencias y construir una sociedad justa definida por el bienestar para todos. Al efecto, comencemos por respetar la vida, la salud, el trabajo, la movilidad y la integridad de los demás, su patrimonio y su dignidad. Nada se consigue por la violencia, solamente más violencia.
Todo se debe hacer mediante el diálogo y el cumplimiento cabal de nuestros deberes ciudadanos. (O)
