El número de fallecidos durante las protestas de Ecuador se elevó este jueves a cuatro, tras los últimos informes de las organizaciones defensoras de derechos humanos y del ministro del Interior, Patricio Carrillo, quien calificó los decesos de «daños colaterales».
«Existen cuatro personas que han perdido la vida en el contexto de las manifestaciones», confirmó Carrillo durante una visita al Hospital de la Policía para visitar a una docena de agentes heridos durante los enfrentamientos que se suscitaron este mismo jueves en el centro de Quito.
«Lamentamos todos los daños colaterales. La Policía nacional es una institución que protege derechos, no ataca, (pero) tiene que defender las libertades del resto también», añadió.
El titular de la cartera del Interior deslindó cualquier responsabilidad de la Policía en el fallecimiento de estas cuatro personas.
En el primer caso, ocurrido el lunes, Carrillo recordó que se trataba de un joven que cayó por una quebrada de unos 100 metros de altura en la zona noreste de Quito, cuando, según los grupos de derechos humanos, un contingente policial lanzaba gases lacrimógenos para impedir que un grupo de indígenas ingresara a la capital.
El martes también se registró una muerte en la sureña provincia andina de Azuay durante una manifestación disuelta por la Policía que, según el ministro, los primeros exámenes practicados apuntan a «una muerte natural por hipotermia y cirrosis».
Sin embargo, la Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos reportó que la víctima, de unos 38 años, fue hallada con «signos de violencia en sus costillas» y rodeada de cargas de gases lacrimógenos utilizados contra los manifestantes.
NIEGAN USO DE MUNICIÓN LETAL
También el martes murió un joven en la ciudad de Puyo, capital de la amazónica provincia de Pastaza, donde una turba logró incendiar y saquear una oficina bancaria y un cuartel de la Policía.
En esas circunstancias, el movimiento indígena, principal convocante de las movilizaciones, denunció que a la víctima le dispararon «a quemarropa» en la cabeza una bomba lacrimógena, mientras que la versión de la Policía y del propio ministro del Interior es que estaba manejando explosivos.
«En ese caso hay una cadena de custodia rota. Cero protección de la escena del delito, y luego aparecerán muchos mecanismos que judicialmente tendrán que probarse», señaló Carrillo.
El caso más reciente es un hombre de 39 años, que falleció este jueves durante los enfrentamientos acontecidos en el parque El Arbolito, del centro de Quito, tras recibir aparentemente impactos de balas de goma y un racimo de perdigones.
No obstante, Carrillo insistió en que la Policía ecuatoriana no usa perdigones para contener las manifestaciones y, por el contrario, acusó a los manifestantes de disparar ese tipo de munición contra los policías, pues afirmó que varios agentes tienen lesiones similares.
Las protestas comenzaron en Ecuador el lunes 13 de junio para reclamar que se reduzcan y congelen los precios de los combustibles, que se controlen los precios de los productos básicos, que se condonen deudas a familias campesinas, que no se privaticen empresas públicas y que no prolifere la actividad minera y petrolera en la Amazonía, entre otras exigencias. EFE