El término en inglés es muy utilizado para analizar el momento de una intervención o ejecución. Dependerá de un cúmulo de factores que deben ser considerados como posibles respuestas o reacciones ante el estímulo propuesto. La planificación de escenarios y la previsión de resultados son clave al momento de decidir cuándo lanzar una idea. En comunicación política el timing es fundamental porque un buen mensaje podría echarse a perder si es presentado en el momento inapropiado. El contexto social y político impone la posibilidad de recibir o rechazar una propuesta. Una consulta popular, por ejemplo, puede venirse abajo si los temas pierden validez al haber sido presentados con tanta anticipación.
El timing es lo que el Partido Social Cristiano no calculó en la iniciativa de hablar sobre el Federalismo. El discurso de Nebot utiliza mensajes y herramientas a las que estamos acostumbrados, pero la conversación que provoca no cuenta con el momento de reflexión, de diálogo político necesario. La propuesta del Federalismo está sometida a la reacción, que muchas veces, en tiempos de redes sociales, devuelve en memes, caricaturas y frases vacías una idea que, en otro momento, hubiese llegado a consolidar los candidatos del partido promotor del movimiento por la autonomía.
Es un arte encontrar el momento adecuado para presentar una idea. Una experiencia que los asesores políticos requiere tener a fuerza de frustraciones o desaciertos. Si los ensayos en política se hicieran en pequeños laboratorios… pero no es así. Somos la sociedad que, como conejillos de indias, nos sometemos a los cantos de sirena, propuestas golondrinas, o iluminaciones de pasillo que terminan siendo pronunciadas además con errores de timing. (O)
