La palabra de un Presidente de la República tiene un peso inimaginable, sin importar mucho cuánta aceptación y credibilidad tenga entre sus gobernados. Hasta sus silencios tienen peso.
Y lo tiene más si son aseveraciones comprometedoras, de alta trascendencia.
El presidente Guillermo Lasso, entrevistado por el diario digital argentino Infobae, ha hecho declaraciones graves, si bien confirman tesis siempre expuestas por él, aunque no con la contundencia de ahora.
Con seguridad, el primer mandatario tendrá pruebas suficientes para fundamentar sus asertos. Según él, la protesta violenta la financió el narcotráfico con aproximadamente 15 millones de dólares.
Vuelve a acusar al expresidente Rafael Correa y a su movimiento político de querer derrocarlo en alianza con parte del movimiento indígena.
Tales declaraciones se dan en un contexto político delicado y efervescente. Delicado, por cuanto recién comienza a funcionar las mesas técnicas encaminadas a concretar el acuerdo firmado por su Gobierno con la Conaie. Además, el principal dirigente de esta organización, Leonidas Iza, es investigado como instigador del cierre de vías.
Efervescente, por cuanto la Asamblea Nacional es objeto de investigación a causa del presunto hackeo de su sistema de votación, a fin de cumplir el otro aparente objetivo del paro: derrocar al Gobierno, el mayor empeño del correísmo.
El financiamiento del narcotráfico para las movilizaciones también fue dicho, en su momento, por el Ministro del Interior y el de Defensa Nacional. En la Asamblea ya se anunció llamarlos a juicio político, precisamente por los bloques adeptos al paro.
El Presidente, en la entrevista rescata las “causas justas para los reclamos desde los sectores más empobrecidos”, pero empañadas por la violencia.
Las expresiones de Lasso no son para tomarlas a la ligera. De por medio está la seguridad del Estado, la paz social de los ecuatorianos y la supervivencia del orden democrático. Ni más, ni menos. (O)