Próximos a finalizar un nuevo ciclo escolar, la búsqueda de actividades de ocio y esparcimiento se convierte en uno de los objetivos principales de los padres de familia para que de esta forma los niños puedan socializar y fomentar sus habilidades artísticas, deportivas entre otras. Sin embargo, es importante considerar algunos puntos como la vacunación para preservar su estado de salud y evitar contratiempos en el verano.
Las vacunas se han convertido en una herramienta clave de prevención y representan uno de los avances más importantes de la medicina moderna por su capacidad de salvar millones de vidas; erradicaron la viruela y han permitido reducir la incidencia de otras infecciones, como la poliomielitis, causante de problemas crónicos de salud o de muerte infantil. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), las vacunas salvan más de cinco vidas cada minuto, de modo que, antes de la llegada de la COVID-19, se han evitado hasta tres millones de muertes al año.
Contar con un esquema de vacunación completo, permite a los niños desarrollar de manera óptima su sistema inmune y evitar contraer infecciones o virus que pueden estar en el ambiente, sobre todo cuando se relacionan con otros niños. Tras haber palpado los efectos de la pandemia del covid-19, más que nunca la inmunización debe considerarse como fundamental. De acuerdo a la edad, es importante consultar con nuestro pediatra cuáles son las dosis que se requieren y como aportaran en la salud de los más pequeños.
Importancia de la vacunación
● Protección: Al cumplir con un esquema básico de vacunación los niños se encuentran protegidos de contraer virus o bacterias que pueden convivir en el ambiente, sobre todo si va a compartir su espacio con más personas y la exposición al intercambio o contacto con fluidos corporales como el sudor y la saliva puede ser recurrente, como por ejemplo en una práctica deportiva de verano.
● Seguridad y eficacia: Las vacunas permiten que enfermedades que hoy en día son comunes, puedan ser controladas y aminorar los efectos que podrían causar al contraerlas como la varicela, por ejemplo. Según la OMS, en los últimos 30 años la mortalidad infantil ha disminuido en más de un 50%, en gran parte gracias a las vacunas. Las vacunas para uso clínico no solo son seguras y eficaces, sino que su aporte a la salud ha sido invaluable y constituyen una herramienta fundamental para el cuidado y protección de los niños. Los padres y madres de familia, con orientación de los pediatras deben informarse de las vacunas que deben administrarse.
● Calidad de vida: Por su aporte en la mejora de la calidad de vida, es importante que los sistemas sanitarios continúen aplicando procesos de inmunización en niños. Actualmente, más de 20 enfermedades potencialmente mortales pueden prevenirse mediante la inmunización. Por ejemplo, entre 2010 y 2018, solo con la vacuna contra el sarampión se evitaron 23 millones de muertes. Se estima que el uso generalizado de la vacuna antineumocócica conjugada podría reducir en un 47% el número de días de tratamiento de la neumonía con antibióticos en los menores de 5 años, lo que equivale a 11,4 millones de días de tratamiento antibiótico por año. Además, 37 países y territorios introdujeron la vacuna contra el neumococo y 22 la vacuna contra el rotavirus. Mientras que, Haití certificó la eliminación del tétanos neonatal.
● Ahorro: Al tener un sistema inmunológico reforzado con la vacunación, las probabilidades de enfermar o sufrir infecciones disminuye, por lo que las hospitalizaciones o emergencias médicas reducen su probabilidad de suceder, lo que permite un ahorro importante en las finanzas familiares.
Es así, que la vacunación se convierte en un aliado para el crecimiento y desarrollo normal de los niños y jóvenes sobre todo durante su tiempo de vacaciones, un espacio en el que buscan divertirse y evitar pausas por reposo médico, para aprovecharlo y disfrutarlo al máximo.
La vacunación desde edades tempranas garantiza una mejor absorción de nutrientes aún en la etapa de lactancia. MSD ha desempeñado un papel fundamental y decisivo en la historia de las vacunas, contribuyendo a la prevención de enfermedades como el sarampión y paperas, y de patologías que hasta hace pocos años se creían que nunca podrían ser prevenidas como el cáncer cervical. Su trabajo en investigación y producción de vacunas está impulsado por el anhelo de brindar cobertura a la población, y en ese sentido, conseguir que su acceso sea más asequible y equitativo en los países con menos ingresos.