Menuda es la interrogante acerca de qué es la poesía, aunque de inevitable razonamiento para todo cultor de este apasionante oficio. Y, por supuesto, para el público lector. Ante lo cual, en una aproximación a sus entretelones, pudiera decir que la poesía transita el propio camino del esteta, en su cotidianidad, hechos mundanos y sobresalientes, cumbre paisajística, sobresaltos íntimos, conflictos sociales. Género literario que divisa y examina la dimensión humana. La poesía además recoge impresiones, sentires, decires como expresión intrínseca del ser, que no solo puede sublimarse en el verso, sino en otras manifestaciones artísticas, contando como requisito básico la mirada sensible y contemplativa del celebrante.
Paúl Valéry resalta del vate su manejo respecto del lenguaje tras la “sensación de universo”, cuya exigencia implica la superación del tratamiento anodino, en un estallido emocional contenido en lo posterior de orfebrería lírica. La exaltación creadora va acompañada de la técnica en el empeño escritural. Por lo tanto, el poema no solo es solaz de un domingo de verano, sino la conjunción de herramientas y métodos (lingüísticos, semánticos, estilísticos) que iluminan la estética en el papel en blanco. José Gorostiza explica que la esencia poética emerge del mundo exterior, o sea, de los conflictos, preocupaciones, agobios, incertidumbres, deseos, quimeras del hombre y su naturaleza circundante. En tal marco, el escribiente yuxtapone la materia prima recogida para el procedimiento versal. Con finura y cadencia. Con rigor y precisión sintáctica. A fin de cuentas, como asevera Harold Alva “se escribe, porque un poeta no sabe cómo comunicar sino mostrándose, enseñándonos su naturaleza, el cuerpo textual al que viste de imaginación, con el que logra una voz, un registro único que alimentado por la vocación alcanza hacer del lenguaje su pista de aterrizaje”. La escritura de un poema baila con la complejidad de la vida, en los lugares más recónditos de la inventiva geográfica.
He aquí algunos motivos para su plena vigencia. (O)