En Ecuador genera debate la posibilidad de volver al uso obligatorio de mascarillas por la ola de contagios y recontagios a causa de las subvariantes del covid-19 como la BA.4 y BA.5, caracterizadas por evadir la respuesta inmunitaria con facilidad.
Eso lo recomiendan algunos especialistas epidemiólogos; otros discrepan. Corresponderá al COE Nacional tomar la mejor decisión en base a los reportes.
La pandemia continúa en todo el mundo. En Europa, por ejemplo, se registran tres mil muertos por semana, según la Organización Mundial de la Salud.
En nuestro país, varios COE cantonales, en sus respectivas jurisdicciones mantienen la obligatoriedad del uso de tapabocas en espacios cerrados.
Sin embargo, el relajamiento de la gente sea donde sea, la sensación de plena seguridad, no usar mascarillas o hacerlo mal, el bajo nivel de los refuerzos de la vacuna, inciden en nuevos rebrotes.
Para los especialistas, “en cualquier emergencia sanitaria, las decisiones no son fijas”. Deben ajustarse según el escenario del momento.
Si bien el virus es menos letal, la mayoría de infectados se trata con médico en casa, la ocupación de camas UCI en los hospitales es también escasa, no son motivos para descuidarse.
Las autoridades de salud y quienes ejercen control tampoco pueden estar atrás de cada conglomerado social para exigir el cumplimiento de las medidas de bioseguridad.
Cada ciudadano, por amor a sí mismo, por respeto y consideración a su entorno, debe asumir las responsabilidades y protegerse. Pensar, además, en las secuelas de la enfermedad a corto y mediano plazo.
Quienes por esa sensación de seguridad -en el fondo, falsa-, no se ponen el tercer refuerzo de la vacuna, deben hacerlo.
En materia de salud la prevención es clave. Cumplir con el número de dosis no está demás. Podría ser necesario incluso otras, si así lo decide la autoridad correspondiente en función de la mutación del virus. (O)