En el diálogo de la CONAIE, FENOCIN y FEINE con el gobierno nacional se están tratando problemas coyunturales unos de interés general de toda la población como combustibles, seguridad, control de precios, IESS, minería, y otros de interés más específico para los indígenas y campesinos como educación bilingüe, justicia y autodeterminación indígena, consulta previa y precios de productos agrícolas.
Sin embargo, los problemas de la vida rural y el sector agropecuario rebasan las situaciones coyunturales ya que la marginación, la pobreza, discriminación, minifundio, carencia de tierra, vivienda y agua, la insalubridad, desnutrición, déficit en educación y comunicación y más aspectos, son estructurales siendo necesario una visión integral de la problemática agraria para transformar esta realidad.
Lastimosamente la legislación agraria está dirigida a satisfacer los intereses vinculados a la agroexportación, agroindustria y los agronegocios en general que concentran la tierra, el agua y los recursos canalizados por los gobiernos a esos sectores a través de ministros de agricultura vinculados a las grandes empresas agrícolas muchos de ellos ex empleados de bananeras, cacaoteras, plantaciones o ligados a la banca, monopolios de alimentos, semillas y proveedores de insumos.
Por ello llama la atención que las centrales indígenas y campesinas, no hayan asumido e impulsado con energía el proyecto de Código Orgánico de Soberanía Alimentaria -COSAL- que hoy se tramita en la Asamblea Nacional y que fue elaborado colectivamente, entre otros, con organizaciones de la agricultura familiar campesina comunitaria, agroecológicas, pescadores artesanales, regantes, pueblos montubios, afroecuatorianos, pequeños y medianos propietarios, la academia y entidades de investigación agraria.
El COSAL es un cuerpo normativo unitario, coherente y completo, basado en agrobiodiversidad para garantizar la soberanía alimentaria en armonía con los derechos al agua, ambiente, salud, trabajo, educación, derechos de la naturaleza, derechos colectivos y otros.
Es el momento propicio para que la CONAIE y más organizaciones, comprometa a los poderes ejecutivo y legislativo para aprobar el COSAL que daría una solución integral a los problemas del agro ecuatoriano. (O)