Ecuador es parte del Cinturón del Fuego del Pacífico, la zona de mayor actividad sísmica del planeta. En otras palabras, en la zona donde se junta la placa oceánica de Nazca con la continental sudamericana. Las fricciones entre las dos producen temblores.
Investigadores consultados por este diario explican las causas de los registrados en los últimos meses.
Se producen, además, por las roturas de otras placas a mediana profundidad; igual las fallas geológicas.
Esta es la explicación científica, tal como debe entenderse ese tipo de fenómenos naturales, cada vez más frecuentes.
Actualmente Ecuador es escenario de sismos en diferentes regiones, en algunos casos con daños materiales de consideración como en la provincia del Carchi.
Según la Red Sísmica del Austro, en los últimos seis meses se detectó un incremento de temblores en Cuenca, con magnitudes mayores a tres en la escala de Richter.
De acuerdo a sus investigadores, Azuay está en una región donde hay dos fallas geológicas: de Girón y la de Paute, una de las causas para los sismos. Cuando estos son superiores a cuatro en la referida escala son perceptibles; además, mientras el origen sea más profundo, los daños son menores en la superficie.
Vale preguntar cuán preparada está la población para actuar en esos momentos de pánico, sobre todo las instituciones encargadas de suministrar información teórica y práctica a través de simulacros.
Poco o nulo ha sido ese tipo de entrenamiento. Y por eso la gente, cuando siente un sismo, presa del miedo sale de su casa o lugar de trabajo. Y esto es contraproducente.
Peor, como lo sugieren los técnicos, determinar un plan en familia para definir responsabilidades de cada miembro, comenzado por fijar, por ejemplo, una ruta de evacuación de la vivienda. El objetivo es salvar vidas.
Otro punto clave: la información. Debe difundirse con responsabilidad, alimentándola con explicaciones de los técnicos, evitando el pánico, obviando comentarios en redes sociales, peor los presagios.