Erradicar la desnutrición infantil, sin duda, objetivo impostergable; sin embargo, un niño desnutrido es un círculo familiar que no tiene la posibilidad de cubrir la canasta básica; más aún, cuando su costo se incrementó en 5,9 % entre los meses de junio de 2021 y 2022. Imposible hablar de desnutrición sin mirar el continuo empobrecimiento de la sociedad ecuatoriana: el 10,7 % de la población vive en situación de pobreza extrema y en el sector rural el 22,7 %, mientras el empleo en el sector informal llega al 51,6 %. Inadmisible hablar de “lucha contra la desnutrición” si no se defiende la Soberanía Alimentaria en grave peligro por las actividades mineras, la agroindustria y agroexportación. Sueño de locos pretender cubrir con “bonos” y marketing político las profundas desigualdades sociales y la ausencia de políticas públicas encaminadas a mirar la salud más allá de la ausencia de enfermedad. No mirar que la agricultura familiar y campesina –genera el 70 % de los alimentos que consumimos– es una de las aristas fundamental para afrontar esta “pandemia alimentaria” demuestra que los intereses políticos partidistas pesan mucho más que la vida de miles de seres humanos, no se explica de otra manera que, aunque el sector agrícola sea considerado “estratégico”, en la Asamblea “no camine” la discusión sobre el proyecto de Código Orgánico de Soberanía Alimentaria. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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