En julio, agosto y septiembre de cada año crece el trabajo infantil en Cuenca. Esto se debe a que en esta temporada, al ser de vacaciones escolares, niños y adolescentes dejan de asistir a las escuelas y colegios, y van a trabajar.
Y por eso justamente el Ministerio de Inclusión Economía y Social (MIES) zonal 6, que comprende: Azuay, Cañar y Morona Santiago, en estos meses, y también en diciembre, intensifica sus acciones para la erradicación del trabajo infantil.
Para Adriana Zamora, profesora de primaria y psicóloga educativa, uno de los principales medidores para evidenciar este aumento son los mercados, pues a estos lugares acuden en buena parte los menores para trabajar.
“Van a los mercados, principalmente, a ayudar a sus padres o familiares a vender diferentes productos, pero algunos también se dedican a la mendicidad. Otros en cambio van a la construcción, agricultura, labores de limpieza doméstica…”, dijo.
Acotó: “desde la teoría se habla de eliminar el trabajo infantil, se dice que haya cero trabajo infantil, pero en la práctica resulta muy complejo, pues hay familias, hay niños, hay jóvenes, que no tienen otra opción…”.
Comerciante
Este es el caso de Tania Tacuri, de 37 años, de Saraguro. Junto con sus dos hijos: Tamara, de 7 años, y Ronald, de 10, todos los días llegan al mercado El Arenal, el más grande de Cuenca. Ambos estudian en la escuela Eduardo Crespo Malo.
Los tres recorren y ofrecen frutas como mandarinas, duraznos y frutillas, a un dólar. También limones y maracuyá. La madre contó que las frutas las compran a los mayoristas y que por la reventa ganan entre ocho y 10 dólares por día.
Marco O., otro pequeño, de nueve años, también ha hecho de este centro de abasto su espacio de trabajo. Es estudiante de la Unidad Educativa del Milenio Quingeo, que está en la parroquia que lleva este mismo nombre.
Él en cambio ofrece granos en funda a un dólar y a 1,50. Su mamá, Sonia T., de 28 años, y su papá Rolendio O., de 30, tienen carretillas metálicas para dar el servicio de transporte de productos.
Al igual que estos pequeños, decenas de otros niños caminan por este mercado para ofrecer diferentes productos. No acceden a contar dónde están sus padres ni algunos detalles de su trabajo. Parece estar advertidos de no hacerlo.
Fundación PACES
Daniela Coronel, psicóloga y trabajadora de la Fundación Salesiana PACES, conoce de cerca la realidad de los pequeños que laboran en este mercado, que es el mayorista de esta urbe.
“A diferencia de otras fundaciones que están a favor de la erradicación nosotros tenemos una mirada un poquito más reflexiva de la realidad que tienen ya que erradicar el trabajo infantil de golpe es complejo…”, detalló.
Agregó: “yo le puedo decir a la familia que le deje al niño en la casa, pero como hace si no tiene quien lo cuide, o qué pasa cuando el trabajo culturalmente es tomado como un valor…”.
Coronel manifestó que en Fundación Salesiana PACES dan un acompañamiento integral a los pequeños y a sus familias, para que los menores trabajadores tengan la mayor garantía de sus derechos y seguridad.
“Si son un apoyo económico para las familias porque salen y apoyan a vender, hay que saberlo diferenciar del trabajo nocivo, que es el trabajo que hacen en basurales, que es nocturno, que se hace en semáforos…”, puntualizó.
Esta fundación tiene sus centros de atención precisamente junto a mercados como El Arenal y Nueve de Octubre. También está en el sector de María Auxiliadora, en el centro de la ciudad.
Estadísticas
Aunque no hay estadísticas actuales sobre el trabajo infantil en Cuenca el MIES tiene identificados a más de 900 niños en estas condiciones en Azuay, Cañar y Morona Santiago.
Y según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), hasta antes de la pandemia por la Covid 19, en 2019, en Ecuador había 375.342 niños y adolescentes que trabajaban.
La mayor parte proviene de poblaciones indígenas y montubias, y en menos medida están los mestizos y los afroecuatorianos. La agricultura y ganadería son las actividades que más emplean mano de obra infantil y adolescente.
Proyecto
Diana Gonzáles, directora de Acción Social, del Municipio de Cuenca, indicó que en 2021 tras la pandemia de la Covid-19 iniciaron el proyecto Juntos Crecemos: El Capullo, para trabajar contra la violencia intrafamiliar.
“En este tema las dos cosas van vinculadas, contienen una vinculación directa, esto está relacionado a todo lo que son vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes…”, expresó.
Gonzáles manifestó que con esta iniciativa buscan involucrar a los menores en el sistema de protección de derechos de esta ciudad para asimismo prevenir el trabajo infantil.
Anunció que tienen previsto para este año inaugurar la Casa del Centro Diurno, que está en el sector de San Roque, para dar acogida a niños en situación de vulnerabilidad.
El Municipio de Cuenca para la temporada vacacional ofrece colonias vacaciones con diferentes temáticas para que los niños y sus padres tengan alternativas para estos días.
Detalles
En el artículo 82 del Código de la Niñez y Adolescencia se fija en 15 años la edad mínima para todo tipo de trabajo.
De acuerdo con el Código de la Niñez y Adolescencia, se consideran adolescentes a las personas de 15 a 17 años.
Se considera que un niño realiza tareas domésticas cuando participa en tareas dentro del mismo hogar por 14 horas o más de lunes a viernes.
En 2012 el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) hizo la Primera Encuesta Nacional de Trabajo Infantil.
Según la Primera Encuesta Nacional de Trabajo Infantil, del total de niños y adolescentes en el área rural, el 15,5% está en condición de trabajo infantil.
Manabí es la provincia que registra el menor porcentaje de trabajo infantil con el 4,4% de su población.
Chimborazo es la provincia con mayor porcentaje de niños que realizan tareas domésticas dentro del hogar.
Cifras
29,0% de quienes hacen trabajo infantil son de autoidentificación étnica indígena. El 9,2% montibua; y el 7,0% mestiza.
15,5% de la población infantil de Azuay está en trabajo infantil según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
60,4% de los niños y adolescentes que trabajan lo hacen por ayudar económicamente a su hogar, mientras que al 16,5% no le interesa la educación.
59,9% de los niños, niñas y adolescentes que hacen algún tipo de trabajo peligroso están expuestos a polvos y gases.
13,5% de los niños en la provincia de Azuay hacen tareas domésticas. En Cañar es el 15,6% y en El Oro 14,0%.