La imagen personal, en muchos casos no real, que se proyecta en las redes sociales ha provocado un incremento de las operaciones de estética, debido a la «dismorfia corporal», un problema psíquico relacionado con la percepción del propio ser, algo que no se soluciona con la cirugía, según advierten los psicólogos.
Es lo que opina Rosana Pereira, del Colegio de Psicólogos de Madrid, tras la muerte el pasado domingo en Madrid de Silvia Idalia, una mujer que estuvo en coma tres meses tras someterse a una triple cirugía estética.
Una joven de Murcia (sureste) falleció en enero por las múltiples perforaciones de varios órganos que sufrió al hacerse una liposucción.
Estas muertes han reactivado en España la polémica sobre la seguridad de las operaciones de estética en las clínicas privadas.
Bernardo Hontanilla, de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), explica que se efectúan con las máximas garantías, aunque, «como sucede en otras intervenciones, siempre tienen su riesgo».
UNAS 400.000 CIRUGÍAS ESTÉTICAS ANUALES
Según los últimos datos de la encuesta cuatrianual que realiza SECPRE, en 2018 se practicaron cerca de 400.000 intervenciones de este tipo en el país.
El aumento de mamas y las liposucciones fueron las más demandadas por mujeres; en tercer lugar, las reducciones de pecho.
Los hombres se decantaron principalmente por la ginecomastia (reducción de las glándulas mamarias), seguida de la liposucción y la rinoplastia.
La población de entre 30 y 44 años es la que más se opera, y en un 83,4 % de casos fueron mujeres, frente al 16,6 % de hombres, un porcentaje que creció 4,4 puntos respecto a 2014.
«QUIERO LO QUE VEO»
En estos momentos, los cánones de belleza los marcan las redes sociales y sus filtros digitales, comenta la psicóloga Pereira.
Esto ha provocado un aumento de las intervenciones para conseguir una imagen que muchas personas publican en estas aplicaciones y que, a veces, «no es real».
En ocasiones, esto puede acarrear problemas psíquicos, como la dismorfia corporal, trastorno relacionado con la percepción que se tiene de la propia imagen física.
Así, “muchas veces el motivo de la intervención no es un problema de estética, sino una sensación (…) de insatisfacción personal”, dice Pereira.
CIRUGÍAS SEGURAS
Ante la nueva polémica sobre la seguridad de las intervenciones estéticas, Hontanilla (SECPRE) insiste en que tienen el mismo peligro que cualquier otra.
«En cualquier acto quirúrgico siempre hay un riesgo, como puede ser el de hemorragia o infección», asegura; sobre estos problemas, se informa en los documentos de consentimiento previo que debe firmar el paciente.
Hontanilla reconoce que se presentan complicaciones en algunas intervenciones, pero «no siempre son culpa del cirujano».
No precisa el número de fallecimientos en España por intervenciones estéticas, pero la cantidad «es muy baja».
EVITAR LA MALA PRAXIS
Hontanilla reconoce, sin embargo, que las muertes de estas dos mujeres en 2022 pueden haber incrementado el temor a someterse a operaciones de estética, ante la creencia de que las practican médicos sin títulos reconocidos oficialmente.
Aconseja acudir a «clínicas serias» (5.244 centros autorizados por el Ministerio de Sanidad español en 2020) y confiar en «profesionales cirujanos con el titulo de especialistas».
La Sociedad Española de Clínicas de Medicina y Cirugía Estética (SEMYCE) defiende el nivel de calidad y seguridad de la mayoría de las clínicas de medicina y cirugía estéticas españolas.
El organización española Defensor del Paciente recibió 298 quejas en 2021 por el resultado de operaciones estéticas.
En cualquier caso, los profesionales dejan claro que no es lo mismo la cirugía estética que la reparadora; la primera busca mejorar la apariencia física, la segunda trata de corregir defectos provocados por enfermedades, lesiones o accidentes. EFE