La campaña para la alcaldía de Cuenca aún no ha empezado pero el panorama político, con candidatos por doquier: improvisados, con agrupaciones políticas de alquiler, sin formación afín para administrar una ciudad importante y liderar la ciudad y la provincia, claro con excepciones, no es nada alentadora. Por ello es oportuno una reflexión sobre las cualidades esenciales que el electorado espera de su burgomaestre.
Lo primero el alcalde debe ser ante todo una persona con alto espíritu de servicio, un verdadero líder, un gran dirigente que no puede estar por debajo de las circunstancias que así lo requieran. Los grandes líderes del mundo son grandes visionarios que se anticipan a la realidad, generando gran fuerza interior con una visión clara sobre la solución de cada problema que entusiasme a la ciudadanía. En este tiempo de desprestigio y desencanto de la clase política el alcalde debe ser completamente honesto y rodeado de colaboradores capacitados, honestos y al servicio de Cuenca.
El líder de la administración municipal debe tener la capacidad de promover y formular procesos de planificación estratégica e institucional que permitan lograr los objetivos estratégicos planteados y que tanto esperan los cuencanos como la seguridad, el mejoramiento de la movilidad, el cuidado de las cuencas hídricas, la calidad de los servicios básicos, el fomento de la tecnología y generación de trabajo tan necesarios en estos días.
El burgomaestre debe ser un estratega por naturaleza, a fin de diseñar acciones que conlleven a Cuenca al éxito en sus cuatro años de gestión, debe tomar decisiones. Nada peor que un alcalde indeciso, que no se arriesgue. Pero para eso le eligieron y no puede permitir que la administración se paralice o peor aún, dejar que otros decidan por él. En su gestión es el quien debe imponer y mantener el ritmo, desde el primer día hasta el último, no puede bajar la guardia ni un solo día.
Finalmente, tiene que saber comunicarte con su gente. No solo concebir los mejores proyectos; además tiene que saber comunicarlos y asegurarse que la ciudadanía entienda bien lo que propone, hacia donde vamos. (O)