La ceremonia de posesión del flamante presidente colombiano, Gustavo Petro, dejó interesantes comentarios sobre el discurso y los detalles que permitieron recordación y delinearon algunas políticas de la nueva administración. Tanto la ceremonia como el discurso gozan de un saldo positivo en su evaluación. Si bien las frases proferidas por el mandatario fueron contundentes para ofrecer esperanza al pueblo colombiano, existe un mayor efecto de resonancia cuando estos gestos llevan una carga semántica fuerte. La simbología en lo político tiene tanto valor como el discurso pronunciado.
El marco estético de referencia sobre el proceso de transición y el evento fueron las tres mariposas con los colores de la bandera colombiana y la referencia a la metamorfosis y cambio, a la diversidad, y a García Márquez con sus mariposas amarillas. Al ilustre escritor colombiano también se le recordó en el discurso cuando Petro habló de las “estirpes condenadas a 100 años de soledad” mencionando que esta vez Colombia, a diferencia de Macondo, sí tenía una segunda oportunidad.
Existen referencias a las mujeres y comunidades afrocolombianas con la presencia y el juramento de la Vicepresidenta Francia Márquez. El conflicto armado fue participante del momento con el rol que tuvo la senadora María José Pizarro, hija del famoso líder del M19, Carlos Pizarro, quien fue la encargada de ceñirle la banda presidencial. Un gesto que fue organizado de manera específica para esta atípica ceremonia.
Finalmente, la presencia de la espada de Bolívar, por orden del flamante mandatario, que trajo no pocos comentarios por la simbología de izquierda que rodea al elemento que representa la libertad latinoamericana. Así Colombia inicia las primeras horas del cambio con nuevos protagonistas y símbolos que refuerzan el mensaje de una segunda oportunidad. (O)