¿Extorsiones a comerciantes en Cuenca? Testimonios de los afectados confirman el cometimiento de este tipo de delito en la ciudad, cuya paz y seguridad se deterioran de manera acelerada y acaso soterrada.
Guayaquil vive el terror por las llamadas “vacunas”. No importa si son contra grandes, medianos o pequeños comercios; pues, sus dueños, bajo amenaza de muerte, de colocar explosivos en sus locales o de causar daños a sus familiares, son obligados por los delincuentes a pagar cuotas mensuales por ellos fijadas.
Unos se someten al chantaje. Quienes se oponen sufren las consecuencias y hasta pagan con sus vidas. Otros prefieren cerrar sus negocios.
Este delito ¿ya está en Cuenca? Una crónica de este Diario da cuenta de cuatro testimonios para responder con un sí. De ellos, dos ocurrieron en otros cantones azuayos.
Sin embargo, solo un afectado presentó la denuncia. Junto con su familia ha optado por irse al exterior por temor a potenciales represalias.
Los extorsionadores son estructuras delictivas bien estructuradas y armadas. Así lo corrobora un exmiembro de la Policía Nacional.
En el Sistema Integrado de Actuación Fiscal, en junio de 2022 en Azuay se registran 9 denuncias por secuestro, 3 por tentativa de secuestro, un secuestro extorsivo y 28 por extorsión.
Tal estadística no reflejaría la realidad. No todos los afectados denuncian ante la Fiscalía. No lo hacen por miedo, terminan sometiéndose, no confían en el sistema de Justicia o cierran el negocio.
De acuerdo al Intendente General de Policía, el delito de extorsión a dueños de locales comerciales se detectó desde hace cuatro meses.
La Dirección General de Inteligencia trabaja para identificar a los delincuentes. Esa autoridad anuncia una reunión con dueños de negocios para informarles el protocolo a seguir cuando sean víctimas.
Toda acción vale para hacerle frente a la delincuencia. Cuenca debe ser reivindicada como ciudad segura. Para esto todos debemos contribuir.