En lo que va de 2022 en Cuenca hay un incremento de algunos delitos en comparación con los años 2020 y 2021. Esto preocupa a la población y provoca una sensación permanente de inseguridad.
Según datos de la Policía Nacional, por ejemplo, hasta el 5 de agosto de este año se reportaron 58 robos de carros en esta ciudad. En el mismo periodo de 2021 fueron 29 y de 2020 31.
También han aumentado los atracos a locales comerciales. En este año han sido 114, en 2021 fueron 95 y en 2020 85. Entre los más perjudicados están los negocios ubicados en el centro histórico.
Las cifras policiales también muestran que se ha elevado el número de robo a personas y a domicilios. Este último es uno de los delitos que más se cometen en Azuay.
Comparación
Pablo Peña, abogado e investigador en criminología, explicó que en los años 2020 y 2021, con la pandemia por la Covid-19, los índices delictivos bajaron, en comparación con 2019, especialmente, por el confinamiento.
De acuerdo con informes policiales, en 2019 se registraron 50 robos de carros; 67 de motos; 168 de locales comerciales; 507 a personas; 481 de accesorios de automotores y 237 de casas.
Sin embargo, Peña considera que no son estas acciones delictivas las que generan una percepción de que esta ciudad está a merced de la delincuencia.
“Lo que provoca esta sensación de inseguridad son algunos de los últimos actos delictivos como asaltos de bandas a casas, extorsiones a dueños de negocios, asesinatos y microtráfico de droga…”, dijo.
Policía
A decir de Walter Villarroel, comandante de la Policía Nacional en la zona 6, han tenido algunas denuncias respecto a casos de extorsiones a propietarios de negocios.
“Hemos realizado ya unas alertas de información a la Dirección General de Investigaciones (DGI) porque este modus operandi no es un modo de operar de un delincuente de oportunidad (…)”, detalló.
Advirtió que se trata de bandas organizadas que se movilizan y tienen sus ramales en otras provincias, por lo que los datos recabados a nivel local son entregados para investigaciones también nacionales.
Brigadas
Para Patricio Olmedo, expresidente de la brigada barril del sector La Cascada, al sur de Cuenca, es necesario retomar la organización de estas brigadas.
Indicó que el confinamiento por la emergencia sanitaria de la Covid-19 debilitó estas organizaciones, que promovían la instalación de alarmas comunitarias y trabajaban de forma coordinada con la Policía Nacional.
Olmedo señaló que ante este “pico” de inseguridad en los barrios algunos propietarios de casas han optado por la colocación de sistemas de seguridad que incluyen cercas eléctricas y cámaras de seguridad.
Algo similar han comenzado a hacer comerciantes de algunos locales como el centro comercial Nueve de Octubre, donde utilizan una alerta electrónica denominada como Tía Poli.
Prevención
La Policía Nacional en Azuay tiene un programa de capacitación a niños con el objetivo de crear una cultura de prevención e informar a los pequeños cómo deben actuar ante la violencia e inseguridad.
Y precisamente en esta temporada vacacional organizó el campamento vacacional Entre Todos Aprendemos con Paquito Policía y sus Amigos, con el grupo lúdico: Paquito Policía y sus amigos Superhéroes.
Los pequeños, que son de escuelas y colegios, visitan algunas unidades policiales como el Grupo de Operaciones Especiales (GOE), la Unidad de Equitación y Remonta (UER) y el Servicio Aeropolicial.
Juan Cuvi, analista político, plantea un análisis sobre la seguridad
Hay una escalada de violencia que vive Ecuador. Las autoridades de seguridad aducen que se trata de disputas entre organizaciones que se dedican al narcotráfico. ¿Por qué llegó a esto Ecuador?
La actividad del narcotráfico se expande, crece de manera incontenible y eso no es nuevo, se lo viene sintiendo desde hace muchos años. Estos fenómenos de la violencia van asociados al crecimiento del negocio, porque cada vez tienen más poder y al tener más poder es una actividad más codiciada por otros sectores que se disputan el control de este negocio ilícito. Como es un negocio ilegal también la forma de disputarse el control del negocio es ilegal, por lo tanto es violenta.
Hay prácticas delictivas, como, por ejemplo, la extorsión a dueños de negocios, que no se veían antes en ciudades como Cuenca, pero ahora ya hay varias denuncias sobre esto.
La extorsión como una actividad delictiva es vieja, el tema es que con la crisis, la marginalidad, la pobreza, por la ausencia de oportunidad para muchos sectores sociales, sobre todo de escasos recursos, resulta que el delito se vuelve la única opción de supervivencia, no es solamente la extorsión sino también el microtráfico, sicariato… En una crisis tan profunda y con todas las oportunidades de dinero fácil, rápido, en el contexto del narcotráfico, no es de sorprenderse que mucha gente se dedique a ese tipo de actividades. La extorsión es un complemento, de la misma manera como el sicariato es un instrumento del narcotráfico para poder afianzar su poder.
¿El Estado está preparado para enfrentar esta escalada de violencia?
Muy poco, acuérdese que se hicieron señalamientos de la penetración del narcotráfico incluso en las más altas esferas de la Policía Nacional y Fuerzas Armadas, como el caso de los narcogenerales por citarle solo uno. El gran problema es que el narcotráfico es tan poderoso que puede permear toda la institucionalidad del país…
Las fuerzas del orden han cuestionado la legislación penal actual, porque la consideran “pro reo”, es decir, que protege a los delincuentes. ¿Es necesario cambiar la legislación?.
Hemos repetido el mismo error durante décadas, pensar que las leyes resuelven los problemas de la sociedad… El narcotráfico es un problema de geopolítica, es decir, es global, es un tema en los que los países más poderosos, las sociedades más ricas, fomentan, estimulan, alientan el consumo de droga, por lo tanto, el narcotráfico. Entonces lo que hacen es trasladar a los países pobres, a los países de tercer mundo, los problemas más graves del narcotráfico, sobre todo la violencia.