Hoy comienza el censo de los PPL, eufemismo con el que se conoce a los más de ¡treinta y dos mil! presos que sostenemos en el país, de los cuales, en julio pasado, están contabilizados 30.440 son varones y 2.065 mujeres según el informe del SNAI; es decir el hacinamiento en las treinta y seis cárceles, repartidas en el territorio nacional, está colapsado según Human Rights Watch y se afirma que más de la tercera parte de la población carcelaria está recluida sin sentencia. Más de trece mil personas permanecen con prisión provisional en medio del infierno de la droga, el alcoholismo, las armas y la violencia. Mientras tanto, en el exterior precariamente existimos con las bandas organizadas, los sicariatos, las explosiones y demás, que se constituyen en actos de terror y muerte diarios. El Gobierno espera que el Censo ayude a mejorar estas realidades, en un intento de responder a la exigencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que obliga a formular políticas de prevención del delito. Mientras tanto, amigo lector, suponemos que ese Censo macabro nos demostrará, una vez más, el riesgo que corremos y las condiciones infrahumanas en las que viven aquellos olvidados y castigados de la tierra. (O)
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