“El viernes (12 de agosto) mi hijo sintió una ligera molestia en los dedos, sentía adormecida, sobre todo, la mano derecha, no tenía fuerza para coger las cosas y luego comenzó con el pie derecho, no podía manejar: estaba mal”. Así relata María Esperanza Alvear el inicio de la enfermedad que, tres días después fue diagnosticada como síndrome de Guillain-Barré, a su hijo Alejandro Vinueza Alvear de 20 años.
El joven, internado en el Hospital Vicente Corral Moscoso, lucha contra este padecimiento, que cambió su vida de una forma abrupta y del cual apenas habían escuchado él y su familia, que inició una campaña para recaudar el dinero para su tratamiento y posterior recuperación.
Alejandro cursaba el segundo ciclo de la carrera de Big Data en el Colegio de Ingenieros Civiles del Azuay, acostumbraba hacer deporte, tocar la guitarra, cantar y entretenerse con juegos electrónicos. Su madre cambió su casa por el hospital para acompañar a su hijo en el tratamiento.
“Es impactante, primero enterarme de que mi hijo tan joven y que siempre ha sido sano, tiene esta enfermedad, y luego, saber el costo de los procedimientos que bordean los 45.000 dólares, en un caso y los 20.000 en otro”, expresa Alvear.
Para costear los gastos que implica, Alejandro y su familia han iniciado una campaña denominada “Ayúdame a salvar mi vida, tengo Guillain-Barré” en la plataforma GoFundMe. Asimismo, reciben colaboraciones directas en la cuenta de ahorros de María Esperanza Alvear del Banco Pichincha número 2203751996.
El síndrome
Fernando Estévez, neurólogo clínico y presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Neurología, explica que el síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad de carácter agudo que produce un trastorno de predominio motor y a veces alteración sensitiva. “Afecta los nervios periféricos, que son como cables que permiten que movamos y sintamos brazos y piernas; en su forma clásica está relacionado con una parálisis que empieza en los miembros inferiores, va ascendiendo, puede terminar dificultando la respiración y requerir ventilación asistida”, señaló.
Agregó que, al tratarse de una urgencia neurológica, es fundamental un diagnóstico temprano a fin de aplicar un tratamiento lo antes posible. Hay dos procedimientos para que los pacientes eviten caer en ventilación mecánica, salir más pronto de esta o tratar de frenar la evolución del síndrome.
En cuanto al pronóstico, indicó que hasta un 25 % de pacientes puede terminar con ventilación asistida, en los casos más graves, y un 75 % puede presentar un síndrome más leve con secuelas parciales, relacionadas con limitaciones motoras.
Un primer tratamiento para combatir esta enfermedad es la aplicación de inmunoglobulina o gamaglobulina, que son sustancias que se usan para modular la respuesta inmune y se administra por vía venosa. Un segundo tratamiento es la plasmaféresis, que lo que hace “es literalmente lavar la sangre y quitar los anticuerpos que están generando la enfermedad”, indicó Estévez.
En el caso de Alejandro se decidió la aplicación de ambos procedimientos. “Empezó con cinco frascos de inmunoglobulina al día, cada uno a un costo de 1.300 dólares y debía continuar por siete días, al día siguiente comenzó con la plasmaféresis; mientras tanto nos ayudaron a gestionar una cama dentro del Hospital Vicente Corral Moscoso y fue cambiado de la clínica privada”, cuenta su madre.
Alejandro concluye hoy su primer tratamiento y será sometido a una evaluación por el personal de esa casa de salud para determinar su evolución y establecer los procedimientos a seguir.
Incidencia
El presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Neurología señala que la incidencia del Guillain-Barré es de uno a dos casos anuales por cada 100.000 habitantes, sin embargo, su comportamiento varía debido a virus estacionales que causan síntomas respiratorios o gripales y suelen ser uno de los agentes externos para despertar la autoinmunidad y producir este padecimiento.
“En estos últimos seis meses hemos tenido dos brotes enormes de COVID, uno en enero y otro del cual estamos saliendo, en estas épocas hemos visto con frecuencia pacientes con Guillain-Barré pero esto se asocia a la gran cantidad de personas afectadas por un virus que produce esta enfermedad que es la COVID, y que como complicación pudiesen tener este síndrome”, indicó.
En este sentido, recomendó no creer en noticias falsas de los antivacunas, dado que las personas que tienen COVID son las que tienen riesgo de tener Guillain-Barré y con las personas vacunadas esto no se ha observado. (I)