En mayo pasado la actual administración municipal convocó a la marcha “Por nuestra Cuenca segura”. Recuerdo que el Alcalde de Cuenca aparecía en los medios de comunicación para invitar a que se sumen a la iniciativa. Políticos, saltimbanquis, empleados municipales y unos cuantos aficionados recorrieron el centro de la ciudad. Se cerró la jornada con un evento cultural y unas cuantas porras de apoyo al burgomaestre.
¿Ha servido para algo la marcha? Parece que no. Todos los días escuchamos asaltos a mano armada, vehículos desmantelados, cajeros automáticos dinamitados, personas asesinadas, robo a comercios y ahora extorsión a los emprendedores. Y ni hablar del desorden de la ciudad, que se ha convertido en el caldo de cultivo de la delincuencia.
¿Alguna autoridad local preocupada por estos índices de inseguridad? Nones. Ahora están enfocados en la campaña electoral. Pronto escucharemos los absurdos ofrecimientos en materia de seguridad, salud, empleo, obras y alguna yapita más. Mientras tanto, a los ciudadanos nos toca enfrentarnos a este cáncer que está hundiendo al país.
La situación es crítica. Si un estudiante va a clases, corre el riesgo de que le roben el celular o la computadora. Si realiza un trámite bancario, puede ser víctima de los sacapintas. Si estaciona su vehículo en la calle, tenga presente que lo desvalijan. Si monta un emprendimiento, lo extorsionan. ¡Preocupante! Algunos ya piensan en salir del país por la ola delincuencial.
Políticos, tomen acciones. Es un tema que se está yendo de las manos y estamos desesperados. Para eso fueron electos. (O)