La amistad es una relación afectiva que se puede establecer entre dos o más personas, a la cual están asociados valores fundamentales como el amor, la lealtad, la solidaridad, la incondicionalidad, la sinceridad y el compromiso, y que se cultiva con el trato asiduo y el interés recíproco a lo largo del tiempo.
La amistad puede surgir entre hombres y mujeres, novios, esposos, familiares con cualquier clase de vínculo, personas de distintas edades, religiones, ideologías, culturas, extracción social, etc. Incluso, una amistad se puede establecer entre un ser humano y un animal (no por nada el perro es el mejor amigo del hombre).
Relaciones de amistad pueden nacer en los más diversos contextos y situaciones: el lugar donde vivimos, el sitio donde trabajamos, la escuela, la universidad, fiestas, reuniones, el café que frecuentamos, a través de otros amigos, redes sociales, etc.
Las amistades, no obstante, tienen diferentes grados de compenetración. Desde los amigos con quienes sentimos relaciones más lejanas, hasta aquellos con quienes el trato es tan estrecho que los consideramos “mejores amigos”, otorgándole a esa amistad un grado de superioridad sobre las otras amistades.
La amistad no solamente surge con quienes tenemos más afinidades en cuanto a gustos e intereses, o con quienes tenemos más parecido, sino que puede aparecer entre personas muy dispares.
De hecho, a veces ese es un factor que fortalece la amistad, pues una buena amistad complementa y enriquece a la persona, no solo en el intercambio de ideas, información y sentimientos, sino también en el hecho de compartir los buenos y malos momentos de la vida.
Aristóteles dejó dicho que los buenos legisladores fueron más cuidadosos de la amistad que de la justicia para de esa forma ponderar el valor de este sentimiento humano. Por supuesto se trata de amistad sincera porque si entra el provecho o la conveniencia pública o privada se mezclan con la amistad causas, fines y frutos ajenos a ella misma. He conocido el caso de muchos que se decían “amigos” mientras podían obtener beneficios y provecho y que luego de eso se volvían indiferentes cuando no enemigos: los “amigos” vienen y se van, los enemigos vienen y se quedan. (O)