Especialistas en agua subrayaron el papel de las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza para garantizar la seguridad hídrica en América Latina, pues estas han demostrado ser «competitivas» y «efectivas» para favorecer la conservación de este recurso.
Así lo aseguraron diversos expertos en seguridad hídrica de Latinoamérica congregados en la Semana Mundial del Agua (World Water Week), un encuentro que cada año reúne al sector privado y a la comunidad internacional en Estocolmo (Suecia) para debatir sobre los retos globales en torno al agua.
“Las soluciones basadas en la naturaleza se han demostrado efectivas para paliar los efectos del cambio climático”, alegó el jefe de Agua y Saneamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Sergio Campos, quien se refirió, por ejemplo, a la sequía que sufre Monterrey, ciudad mexicana donde opera uno de los Fondos del Agua que promueve el BID.
Sin embargo, Campos lamentó que la magnitud de esa sequía “sin precedentes” en la segunda urbe más grande de México ha hecho que “muchos de esos esfuerzos no hayan sido suficientes” y, así, advertió de que “el cambio climático pone la barra cada vez más alta”.
La alianza latinoamericana de Fondos de Agua -impulsada en 2011 por el BID, la ong ambientalista The Nature Conservancy, la Fundación FEMSA, la Iniciativa Internacional de Protección del Clima y el Fondo Mundial para el Medio Ambiente- apoya las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza (llamadas a veces por sus siglas «SBN» o, en inglés, «NBS»)
La iniciativa trabaja, de momento, con cerca de 300 socios en nueve países latinoamericanos: México, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana, Colombia, Ecuador, Perú y Brasil.
En estos países, los fondos suponen plataformas que canalizan recursos de inversión destinados a la preservación de los servicios ecosistémicos de provisión de agua.
“Los retornos sobre la inversión en SBN son competitivos, si no mejores, respecto a muchas de las inversiones tradicionales”, destacó por su parte el director de seguridad hídrica en América Latina para The Nature Conservancy, Hugo Contreras, para asegurar que aún así este tipo de apuestas allí “no es tan común» como se quisiera.
Así, una de las aportaciones de la alianza es para Contreras el haber normalizado estas inversiones en proyectos enfocados en la conservación de los ecosistemas de cuencas hidrográficas, que aún se encuentran ante desafíos como el «poner de acuerdo a los interlocutores, que son los que están asentados en medio de una cuenca”.
“Hemos aprendido a escucharnos, a identificar las capacidades de cada uno de nosotros”, dijo por su parte la directora de la Fundación FEMSA, Lorena Guillé-Laris.
En estos últimos once años, Guillé-Laris consideró que la alianza “va por buen camino”, pues los implicados van “validando los datos” a la vez que crean mecanismos “para poder abordar los desacuerdos”.
La directora de Fundación FEMSA llamó al sector privado a admitir que «las empresas somos parte del problema y de la solución», y a «ser parte activa» de la transformación que se quiere llegar a tener en temas de agua.
Por ejemplo, mediante la innovación, probando la financiación combinada («blended finance»), ayudando a las corporaciones a reducir sus riesgos, sensibilizando a los consumidores y creando una cultura del ahorro para rebajar el consumo de agua en lugares con mayor estrés hídrico. EFE