Así como los Partidos Políticos tienen que ser independientes de las religiones y sus creencias, toda Religión debe serlo de las ideologías políticas. Esto para que las personas que militan en aquellas y en estas no tengan conflictos de conciencia y de creencias. Así se hace posible que la gente pueda pertenecer con libertad a partidos o religiones.
Pero, esto no ha sido respetado. Hay todavía líderes políticos y hasta gobernantes con militancia religiosa llegando a los extremos de perseguir a quienes no han estado de acuerdo con sus particulares creencias, musulmanes, sobre todo. También políticos que han proscrito las creencias religiosas, de algunas de ellas o de todas como fue el caso de los totalitarismos marxistas. Desgraciadamente desde hace décadas unos cuantos curas optaron por hacerse los revolucionarios y organizar hasta guerrillas.
Traigo a colación este asunto cuando la opinión pública se ha conmocionado ante la conducta incomprensible del Papa Francisco, máximo dirigente de la Iglesia Católica que, ante la persecución del gobierno de Ortega en Nicaragua, que ha llegado a perseguir y hasta encarcelar a los obispos católicos en ese país, ha optado por un silencio vergonzoso y repudiable. Se le ha llamado “el Papa de las dictaduras del socialismo del siglo XXI” por su relación, acciones y omisiones con las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua.
En las últimas semanas toda la atención se ha concentrado en el Papa Francisco por su absoluto silencio respecto a los hechos criminales de la dictadura de Nicaragua de Daniel Ortega y Rosario Murillo con la expulsión de las Misioneras de la Caridad, persecución, acoso y apresamientos de ciudadanos, religiosas y sacerdotes católicos incluyendo confiscaciones de medios de comunicación, intervenciones y destrozo de iglesias y de símbolos católicos como imágenes consagradas de la religión. Todo eso sumado a los cerca de 200 presos políticos, procesos falsificados, torturas y cientos de miles de exiliados. Acciones políticas de protección de las dictaduras como Jefe del Estado Vaticano. Es la realidad objetiva de Francisco el Papa de las dictaduras del socialismo del siglo XXI. (O)