
Como dijera el poeta Efraín Jara Idrovo “y todo aquello en que el hombre pone manos y corazón son pasión y paciencia” (In Memoriam)
¡Tres dolorosas ausencias de cuencanos, en pocas horas nos consternan y nos conmueven! Pedro Fernández de Córdova Álvarez acaba de abandonar su tierra querida, luego de una vida dedicada con manos y corazón a buscar mejores días para su Cuenca amada, desde la Alcaldía, desde la Gobernación y la Prefectura y desde el Congreso Nacional en su calidad de Diputado. Sus alumnos lo extrañan desde las aulas de Derecho. Lo recordamos como un hombre responsable, eficiente y de gran entrega.
Alberto Ordóñez Ortiz, poeta y editorialista, de acertado uso de un verbo elocuente y oportuno, logró con su columna periodística, enorme cantidad de lectores por sus análisis consistentes y de gran actualidad. De sus poemarios, transcribimos un texto inspirado en la creciente del rio Tomebamba, de los años cincuenta, destacando ese doloroso acontecimiento:
Se ha quedado hoy el río / sin el hombro de asentar su pena, / sin sus telares líquidos
de escarmenar esteros / sin el as de copas / de completar el póker de su espuma;
Fanny Arízaga Vega de Crespo, cuencana de corazón y de espíritu. Armó familia con Humberto y sus tres hijos: Oswaldo, Clara y Rosita. De manos maravillosas fue una de las cultoras de los tradicionales dulces de Corpus, que hablaban de su sensibilidad y de su delicadeza.
¡Paz en la tumba de Pedro Fernández de Córdova Álvarez, de Alberto Ordóñez Ortiz y de Fanny Arízaga de Crespo! (O)