Un panorama vacío y frío es la primera impresión que da el patio central de la fundación OSSO, en Cuenca.
Pelotas, juguetes y columpios inmóviles yacen como si nadie les hubiera tocado hace meses. Son los juegos de 17 niños y jóvenes con discapacidades física e intelectual que viven en las instalaciones de esta organización.
Las sonrisas de los niños y adultos para sus cuidadoras contrarrestan el ambiente silencioso del lugar dejando notar la complicidad, confianza y cariño que existe dentro de esta comunidad a las que todos los trabajadores llaman «familia».
El amor y el cariño jamás falta, pero sí recursos para solventar gastos imprevistos en salud, higiene, alimentación y cuidados que garanticen una vida digna para sus residentes.
Necesidades
Desde la fundación no reciben apoyo de entes estatales porque su presupuesto es asignado desde la Fundación OSSO de Estados Unidos, que cada año se encargan de solventar los gastos preestablecidos desde la organización local.
Sin embargo, en este presupuesto no se puede estipular enfermedades o sucesos imprevistos que representan el mayor gasto económico y de tiempo de la institución.
Para el manejo de enfermedades repentinas, que suelen ser digestivas por la falta de movilidad, la fundación gasta más de 1.500 dólares mensuales no presupuestados para compra de pañales para adultos y aún más en tratamientos médicos.
La donación de insumos en esta área es clave para subsistir y brindar una vida digna a sus residentes.
Los niños y adultos no tienen seguros médicos, pero reciben terapia física con la doctora Yuli Zambrano quien ayuda a reducir dolores y mejorar la movilidad de los pacientes utilizando su maquinaria, ya que la fundación carece de estos equipos.
También disponen de terapia cognitiva con la psicóloga Clarisa Zhindón, quien trabaja en talleres y recreación para fortalecer la autonomía y valía dentro de la sociedad de las personas con discapacidad de esta institución.
Un día en la fundación OSSO
A las 7 de la mañana inicia un día común en la fundación OSSO.
Ana María, una de las cuidadoras, alista a sus «mis niños» -como les dice de cariño- para que todos reciban sus medicinas y alimentos en la unión de dos mesas de madera que forman una sola superficie.
Este ejercicio que parecería común, resulta ser todo un rompecabezas.
Acomodar varias sillas de ruedas alrededor de una mesa para fomentar la convivencia es una labor minuciosa debido a que, de los residentes en esta fundación, solo 3 tienen movilidad autónoma, 12 se mantienen en silla de ruedas y 2 se encuentran postrados en camas y se alimentan a través de sondas.
Una vez terminado el desayuno que se sirve en platos y cubiertos etiquetados con los nombres de cada persona, Ana María junto a otras cuidadoras asean a sus atendidos a través de grúas debido al gran peso y la poca movilidad.
A la hora del almuerzo la rutina de acomodar sillas de ruedas alrededor de las mesas se repite.
Las cocineras, mientras tanto, preparan alimentos basados en vegetales, carnes y mucha fruta que ayudan a mejorar la digestión que se suele ver afectada por el escaso movimiento de los niños y adolescentes de la fundación.
Cuando termina el día todos cenan en conjunto con sus cuidadoras y reciben sus medicamentos para luego ser llevados a sus habitaciones para descansar y empezar la rutina el siguiente día.
Al finalizar el recorrido por las instalaciones Ana María se sincera sobre lo que para ella ha significado este lugar:
«En este lugar aprendí a valorar la vida, a amar sinceramente. Nosotros nos quejamos de cualquier cosa y los niños que están aquí durante toda su vida en silla de ruedas siempre están con una sonrisa, y es la sonrisa más pura porque en ellos no hay maldad«.
Donaciones
La fundación OSSO que está ubicada en la calle Italia 3-21, tiene varias necesidades producto del gasto de dinero de su presupuesto en emergencias imprevistas y acepta donaciones, pero primero pide que se comuniquen con ellos a través de su cuenta de Facebook para poder guiar a las personas en algunas cosas específicas que necesitan.
La fundación acepta donaciones de:
- Pañales para adulto
- Alimentos como vegetales y frutas
- Medicinas especializadas para personas con discapacidades.
- Ropa en buen estado
- Equipos para terapia física
- Juguetes
Laura Zumba, coordinadora del proyecto Hogar de Ángeles de la fundación OSSO, hace un llamado a la ciudadanía e instituciones sobre la situación de ingreso a esta organización.
Si bien existen 17 niños y adultos de entre 3 hasta los 32 años que residen en la organización el cupo inicial era de 15, pero recibieron a dos niñas de 3 y 4 años por humanidad y por el fallecimiento de uno de sus integrantes.
De las 17 personas que hoy conviven en la fundación ,la mayoría están en este hogar desde el 2007, fueron acogidos cuando eran niños y se mantenían en situación de vulnerabilidad, por eso los cuidadores decidieron empezar este proyecto por y para que ellos tengan una mejor vida.
Existe la dificultad de aceptar nuevos integrantes por la falta de espacio y porque los niños y adultos que tienen en este momento están en condiciones de adoptabilidad.
Sin embargo, que sean recibidos en un hogar lo considera «muy difícil» debido a sus condiciones de discapacidad por lo que tendrán que vivir durante toda su vida en la fundación.
Por eso pide que entiendan porque no pueden recibir niños sin antes pasar un riguroso sistema burocrático y de salud que garantice que el nuevo ingreso no perjudique la seguridad de los que ya están dentro de la institución.
Rifa
Con el objetivo de contribuir y atender las necesidades de la fundación, estudiantes de la Universidad Católica de Cuenca realizarán una rifa solidaria el sábado 10 de septiembre de 2022 a las 10h00.
Los números para comprar boletos son 0987893636 y 0992661524, el dinero que se recolecte será entregado en forma de pañales para la organización.