Frente a las disputas corruptas con el “toma y daca“ entre el gobierno y la alianza correísta-socialcristiana por controlar el Consejo de la Judicatura y el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, y subordinar políticamente a la Función Judicial, Contraloría, Procuraduría y más órganos del Estado, las organizaciones ciudadanas empeñadas en construir una institucionalidad democrática deben mantener una actitud crítica e independiente para no seguir entrampados en una guerra entre las fracciones de las mismas argollas responsables de la tragedia nacional.
En efecto, tanto el gobierno y su política neoliberal, privatizadora y concentradora de la riqueza en favor de los bancos, transnacionales mineras, petroleras, y otros sectores de la vieja oligarquía tradicional, y el correísmo y sus aliados socialcristianos, son los responsables ayer y hoy de un país sin rumbo, controlado por la corrupción, las mafias y la delincuencia organizada diseminada en el sistema político a lo que el extinto Dr. Francisco Huerta, tildó como narcodemocracia.
En estas circunstancias, el rol de las organizaciones laborales, campesinas, indígenas, estudiantiles, feministas, gremios profesionales, universidades, colectivos defensores de los derechos a la alimentación, seguridad social, salud, agua, naturaleza, ambiente, periodistas y medios de comunicación honestos, jueces y fiscales rectos, debe ser, cerrar filas en un bloque social y ciudadano que defienda los intereses de las mayorías ciudadanas subordinadas a los poderes económicos y políticos dominantes expresados ya sea por el régimen o por una falsa oposición que busca ya sea la impunidad del robo de los fondos públicos o lograr cuotas económicas y políticas del mismo gobierno.
La política honesta no puede seguir enredada en la falsa disyuntiva entre correísmo y anticorreísmo, porque tanto las fuerzas políticas que apoyan al gobierno y las que se enfilan con el correísmo, no son alternativas válidas para un país que requiere cambios profundos que no los pueden hacer ni los banqueros y círculos oligárquicos ni políticos corruptos de gobiernos anteriores que dejaron en soletas al país. Hay que reconstruir el país desde la sociedad civil con independencia ciudadana y democrática. (O)