Se habla mucho y todos los días de la crisis que experimenta nuestro mundo, en ese aquí del entorno propio como en la amplitud de los horizontes que nos demuestran que la condición humana con sus variables es la misma, somos de barro con una chispa de las estrellas, como así parce ser para quienes ven la vida en la óptica del mundo material, o también con una chispa de lo divino, para quienes se sienten vinculados a la trascendencia del espíritu. No todo termina en el mundo de las evidencias materiales, hay un punto que va más allá, al infinito del universo animado por el don de lo intangible que es el misterio que pretendemos descifrar.
Sea cual sea la respuesta, una instancia es cierta, estamos aquí para realizarnos y ello es posible en la medida que demos sentido a la vida, a esa instante que nos ha tocado ser, que no es más que existir a plenitud.
Hace pocos días falleció Pedro Córdova Álvarez, ciudadano íntegro, de honestidad a toda prueba.
Maestro universitario de la escuela de los grandes maestros de la cátedra.
Filósofo en el sentido esencial de la sabiduría más allá de los textos formales haciendo de cada palabra un testimonio de la coherencia ética.
Autor de libros con la visión académica del conocimiento científico del Derecho, de la sutileza del lenguaje o de las cotidianas experiencias. Investigador de la Historia de las Culturas.
Político, en la dimensión auténtica del servicio honesto y eficaz a la comunidad.
Una vida realizada con el sentido positivo de aportar al bien común.
Alcalde de Cuenca. Prefecto de la Provincia del Azuay, Legislador creativo, pero sobre todo un ser humano de convicciones y principios llevados con la claridad de quien cumple su misión con honestidad cívica. (O)