Prioridad en 5 cantones azuayos. Productores resaltan beneficios aunque su implementación conlleva un alto costo económico.
Los invernaderos son una alternativa para reducir los riesgos de pérdidas de cultivos debido a los repentinos cambios climáticos que afectan en estos momentos al callejón interandino. Productores azuayos de cinco cantones priorizan estas herramientas en sus parcelas que además sirven para controlar plagas y enfermedades.
La Dirección Distrital del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) del Azuay, evidencia un mayor uso de invernaderos en los cantones Paute, Nabón, Oña, Gualaceo y Sígsig. Esto se debe a que la producción se da de una forma más tecnificada y en menor volumen en relación a otros sectores de la provincia como Cuenca, donde la actividad se centra más a cielo abierto.
En dichas localidades se cultiva, por ejemplo, tomate de riñón, pepino, pimiento, entre otros productos bajo esta modalidad con excelentes resultados.
De acuerdo con Giordano Torres, director Distrital del MAG en Azuay, con los invernaderos se evitan pérdidas por heladas, exceso de humedad (lluvias) y sequías. “Se trata de una tecnología de atmósfera controlada, sirve para aumentar el ciclo y el rendimiento en la producción de los diferentes cultivos”.
Asimismo, se controla el exceso o pérdida de humedad y temperatura. “El nivel de frío que vivimos ahora, sobre todo, en las madrugadas y las primeras horas del día, se controlan con estos equipos”, citó Torres.
La cartera de Estado no cuenta por el momento con algún programa específico para subvencionar la adquisición de invernaderos en la provincia. Sin embargo, se brinda asesoramiento técnico para que los productores puedan armar estas herramientas agrícolas en sus terrenos.
Experiencia
Galo Zuña, del sector Tutucán, del cantón Paute, lleva alrededor de 17 años trabajando en el campo con la utilización de invernadores. Él inició con uno que luego incrementó a cuatro para optimizar su producción, especialmente de tomate de riñón que entrega en diferentes mercados y tiendas de la localidad.
“Se mantiene la temperatura por la noche para que no baje demasiado, además evita que las aguas lluvias afecten al cultivo”, comentó Zuña, quien recalcó que implementar un invernadero representa una importante inversión, pero genera buenos resultados.
Algo similar opinó Gregorio Villacís, productor de la parroquia San Joaquín, en Cuenca. Él es uno de los pocos productores de este sector de la capital azuaya que trabaja con esta modalidad.
Villacís cree que existen productos que se desarrollan mejor en estos espacios como frutilla, pepino, entre otros. (BPR)-(I)
Tipos y costos
La inversión para la construcción de los invernaderos -que incluye un sistema de riego por goteo- depende del tamaño del área y la materia prima que puede ser metálica y de madera. El valor se determina tomando como referencia el metro cuadrado (m²).
Cristina Quezada, gerente de la empresa privada Soloagro S.A, explicó que se consideran invernaderos pequeños a los ubicados en el rango de cero a 500 m², cuyo valor por m² bordea los 12 dólares; medianos, de 500 a 1.000 m², que cuesta el m² unos 10 dólares; y grandes, de más de 1.000 m², con un valor por m² de alrededor de ocho dólares.
Quezada detalló que los pequeños son más costosos por factores como, la mano de obra y los materiales, que cuestan igual que los medianos y grandes. También se pueden construir invernaderos de contextura mixta. (I)
DETALLE
– Los invernaderos están compuestos con bases de hormigón, estructuras metálicas o de madera y plásticos térmicos. La fuerza del viento determina el peso de la materia prima.