«La Mama Negra», el rito mercedario que vuelve a los Andes tras la pandemia

«La Mama Negra», el tradicional rito mercedario que se rememora desde hace décadas en el centro de los Andes ecuatorianos, ha vuelto a las calles de Latacunga con algarabía, después de dos años de restricciones por culpa del coronavirus.

Esta celebración religiosa única en el mundo, considerada como Patrimonio Inmaterial del Ecuador, reúne rasgos de la cosmovisión andina, del sincretismo cristiano y de la cultura africana, en una amalgama de creencias y festejos propios de la pluriculturalidad del país.

SINCRETISMO PLURICULTURAL

«La Mama Negra» es la representación de un personaje africano que rinde homenaje a la Virgen de La Merced, que recoge también la espiritualidad de etnias indígenas como los yumbos, en sincretismo con la visión dejada por la conquista española y el legado republicano.

Por ello, en las comparsas, que superan las cuarenta, se cuentan personajes ineludibles como el Capitán, el Rey Moro, el Ángel de la estrella, el Abanderado y el Embajador, entre otros.

Este festejo surgió como una ofrenda a la Virgen de La Merced para que proteja a la ciudad de Latacunga de la furia del Cotopaxi, el volcán nevado más alto del mundo, un coloso cuyas erupciones históricas han sido devastadoras para esta ciudad.

Así lo relató a Efe Luis Chacón, uno de los principales promotores del festejo y que se disfraza como «Mama Negra» para representar la alegre devoción a la Virgen protectora.

Chacón incluso aseguró que ha sido la fe mercedaria la que permitió sortear de alguna manera a la pandemia del coronavirus, aunque recordó que en los dos años pasados el festejo fue más bien discreto por el temor al contagio.

Él se ha sometido a un riguroso proceso de maquillaje para revestirse de «Mama negra», así como otros personajes que forman parte de las comparsas que recorren las calles de Latacunga a fuerza de baile, canto y trago.

VIRGEN DE LA MERCED, VIRGEN PROTECTORA

Aunque hay relatos que asignan a este festejo un significado de emancipación del colonialismo español, hay quienes también lo sitúan como una representación del fin de la esclavitud de la población negra africana y su estrecha relación a las comunidades indígenas de la sierra andina.

Asimismo, una de las leyendas más escuchadas sobre el festejo, asegura que la Virgen de La Merced protegió hace más 120 años a los habitantes de Latacunga de la lava, lodo y rocas que arrojó el volcán Cotopaxi en una de sus erupciones, lo que motivó a que la gente decidiera celebrar el milagro con este rito.

Lo cierto, es que la representación está arraigada en la conciencia de la población y, por eso, «vivimos con algarabía esta fiesta» que, además de danzas y cantos rituales, reluce con gestos de solidaridad, según comentó Chacón.

BAILE, CANTO, COMIDA Y BEBIDA

Y es que las comparsas que bailan y cantan por las calles y plazas de Latacunga, también brindan mistelas (licor con jugo de frutas) a los miles de curiosos que se agolpan en las veredas.

También los ciudadanos y campesinos que participan en el recorrido preparan grandes cantidades de comida tradicional, especialmente platos con base en cerdo, pollo, conejo y cuy, adornados con patatas, choclos (maíz cocido), habas y chochos (altramuces).

El de este 24 de septiembre no es el único festejo de «La Mama Negra» en Latacunga, aunque sí es la tradicional y auténtica, según Chacón.

El 11 de noviembre, el Municipio de la capital de la provincia de Cotopaxi organiza otro festejo similar, en homenaje a la independencia colonial de Latacunga.

Al ritmo de las bandas de pueblo, más de 6.000 personas bailan sin cesar por las calles de esta ciudad de los Andes ecuatorianos, en una explosión de colores y sonidos que dejan improntas indelebles en la mente de los visitantes. EFE

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