La versión Cuenca del uso del TikTok en el proceso electoral comienza a escribirse en estas jornadas, principalmente entre quienes buscan la alcaldía.
Algunas cuentas iniciaron la conquista del trend, como si de una ola para surfistas se tratara. Intentan utilizar el espacio sin una estrategia específica más que la del megáfono, es decir, incorporar contenido que pueda ayudar a presentar individuos y despolitizarlos (como todo en TikTok), hacia encuadres más humanos y socialmente entretenidos.
Otras cuentas han planteado la opción de Tiktok como la de una cartelera con contenidos sociales. Informan sobre una convocatoria para apoyar masivamente a quien fuera víctima de la violencia e inseguridad, o la búsqueda y promoción de pequeños emprendimientos, también las visitas a diferentes lugares, incluso las anécdotas. En todos estos casos la finalidad es “estar”.
Estar es la palabra clave para la clase política en estos días. Hacer presencia en la conversación, en el imaginario, en el mapa de las ideas y ojalá de las opciones. TikTok es importante como herramienta, no como estrategia. Porque les permite -de hacerlo bien- insertarse en el contexto del entretenimiento que busca el adolescente y joven que no quiere nada con los políticos pero que pueden interesarle activismos, causas que, quien sabe, alguna de ellas coincida con lo que le muestran las candidaturas.
Es por ello que la presencia en TikTok no se trata solo de poner el video, sino de interactuar con quienes llevan la delantera en este espacio. Famosos personajes cuyas cuentas se enriquecen con comentarios y réplicas de fieles seguidores.
Esos son los que arrastran a su audiencia hacia la conversación con los candidatos y quizá así pasar de la herramienta del megáfono, de la cartelera de eventos, a la de la conversación de los problemas en los que pueda haber coincidencia. (O)
@avilanieto