Jóvenes cuencanos vuelven real la ficción con figuras

Entrar a la sala de Amitoon es adentrarse al mundo de los cómics, de las películas, de los personajes que, a pesar de que no existieron más que en la ficción, marcaron a quienes los vieron. Entrar a Amitoon es adentrarse a donde el entretenimiento cobra forma a través de un grupo de jóvenes talentosos.

Amitoon es un estudio cuencano que empezó a trabajar hace dos años por impulso de Jonathan Tohabanda, un joven psicólogo que siempre disfrutó de lo ficticio. Llevado por ello, antes de Amitoon, importaba figuras de acción de China.

Sin embargo, Jonathan quería ir más allá. Él deseaba, de alguna manera, que la ficción se volviera un objeto palpable. Fue entonces que, junto a su esposa, Ximena Maji, decidieron “darles vida” a los personajes que les gustaban.

Por un lado, Jonathan se enfocó en la escul- tura digital y en la creación de moldes, mientras que Ximena se dedicó a esculpir a mano las figuras.

“Conseguimos impresoras 3D, mejoramos las pinturas, aprendimos de moldes y empezamos a hacer las figuras. También nos rodeamos de gente talentosa de acá, que nos ha ayudado muchísimo”, contó Jonathan a diario El Mercurio.

El proceso, que inició como un gusto, se convirtió en el estudio Amitoon, en donde, además de Maji y Tohabanda, trabajan: Micaela Calle y Danielle Rodríguez, quienes están a cargo de la ilustración tradicional; Andrés Sánchez, que hace ilustraciones digitales; y Carlos Arias, que está encargado de las esculturas.

Pasos

Detrás de cada una de las figuras que se construyen en el estudio hay una serie de pasos que deben cumplirse.

En principio, por lo general, Jonathan es quien plantea una idea. Luego, sus compañeros hacen los dibujos. Si la figura es pequeña, si el rostro no es complejo, se hace en computadora para después imprimirlo en una impresora 3D.

La idea de las clases es que haya más personas que se dediquen a ese arte.

Pero, si la figura es grande, el proceso que se sigue es el tradicional: dibujos a mano, esculpirlos, mandar- los a un molde, reproducirlos y, por último, pintarlos.

Casi nunca Amitoon recibe encargos, a menos que la idea presentada sea única. Los jóvenes talentosos prefieren plantearse sus propios trabajos, como los personajes de cómics (Iron Man, Spiderman, Joker), o los personajes de las películas de terror (Valak, Michael Myers, Jason).

Educando

A más de comercializar las figuras, Amitoon se ha enfocado en la educación. Para los integrantes del estudio, mientras más gente tenga una oportunidad de acercarse al arte de dibujar y esculpir, es mucho mejor. Solo hay que mos- trarles el camino.

“El modelado puede sonar difícil, pero los estudiantes cuando empiezan se dan cuenta que es bastante intuitivo comparado con el dibujo. Yo creo que todos podemos esculpir, darle forma a algo”, dijo Carlos Arias, quien es profesor de escultura en Amitoon.

El estudio comenzó a dar clases a niños y adultos de dibujo y escultura, Por las aulas ya se han formado personas que están poniendo en práctica lo aprendido a través de la realización de figuras.

Para Jonathan Tohabanda, que nuevos estudios, que nue- vos espacios se abran en Cuenca es beneficioso porque la cultura popular, que siempre ha tenido sus adeptos, se hace mucho más visible.

Las figuras de los cómics son parte de las obras del estudio.

“Aquí hay arte de bastante calidad. La temática no define la calidad que va a tener el arte. Hay mucha gente que se dedica a la cultura popular”, opinó Carlos Arias, quien ve que cada vez más, lo que ellos hacen tiene cabida entre jóvenes talentosos. (I)

2 claves para comprar figuras

En Ecuador, si hay varios espacios dedicados a hacer figuras de la cultura popular es porque tam- bién existe un público amplio enfocado en el coleccionismo.

Un ejemplo de ello es Holguer Carrión, un cuencano que lleva ocho años coleccionado figuras de acción, figuras de películas y figuras de las series animadas de antaño.

Desde hace algunos meses se empezaron a dictar clases a niños y adultos.

A todas ellas, últimamente, se ha sumado las figuras hechas por los ecuatorianos por dos razones. La primera se debe a que su costo es menor a los objetos que las grandes marcas de juguetes elaboran; y, la segunda se debe a la buena calidad.

“Por ejemplo, una figura Hot Toys cuesta, la más barata, 300 dólares. En cambio, las figuras que se están haciendo aquí el precio es mucho menor. Además, la calidad es buena”, explicó Holguer.

En algunos casos, las figuras que se venden en el país son réplicas de aquellas que se denominan “originales”.

“Obviamente es una copia, pero dentro de esto está el conoci- miento. Yo eso apoyo. La escultura, la pintura porque ellos sacan la réplica, pero eso no te sale pintada. Ellos tienen que pintarla. Otra cosa, hay figuras que ya no hay, y hay gente talentosa que la vuelve a hacer, y la hace mejor”, agregó Holguer. (I)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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